jueves, 26 de agosto de 2010

"RELATOS, PREGUNTAS Y ALGUNAS INCOGNITAS Y CERTEZAS QUE QUEDAN EN LA MEMORIA"


“¿Es posible abrazar la complejidad en una cultura política y mediática que exige temas simples y promueve el conflicto? (…) El Presidente Obama ha perdido el control de su narrativa política, de su capacidad de definir la historia de su presidencia en sus propios términos (…) El principal motivo de ello es que su historia ya no es tan simple ni tan fácil de contar (…) La falta de esa narrativa invita a los oponentes a crear un relato menos halagador”.

Richard W. Stevenson, suplemento “The New York Times”, publicado en la edición impresa del diario “Clarín” del sábado 6 de febrero de 2010.



La semana pasada, en el programa “Código Político”, Julio Blank y Eduardo Van Deer Koy minimizaban el futuro informe del gobierno sobre la cuestión “Papel Prensa”, calificándolo como “un relato”.
“Un cuentito sobre Papel Prensa”, decían.
¿Acaso no fueron eso (“relatos”) el contenido de las solicitadas publicadas por Clarín y La Nación, como las muchísimas cartas, notas y declaraciones contradictorias que abundaron en estos días?
Es decir; una narración de lo ocurrido desde un determinado punto de vista.
¿Por qué “un relato” tiene que ser considerado “la verdad”; y otro, apenas, “un cuentito”?
¿Por qué no puede tener un gobierno “un relato”? ¿Qué o quién se lo impide?
¿Porque representa al “Estado”?
¿No es un fiscal un Representante de uno de los poderes del Estado?
¿No es el trabajo de un fiscal el investigar y acusar, en caso de encontrar evidencias de un delito?
¿Qué tiene de malo que un Poder del Estado le entregue a otro la información que dispone, para que éste cumpla con su función?
¿Por qué un medio de comunicación puede investigar y acusar desde sus contenidos, y un Estado no?
Pero; ¿por qué podría tener un “relato” un gobierno, y un medio de comunicación, o un grupo económico no?
¿Por qué “los relatos” de los gobiernos (no el de “el gobierno”), en todo el mundo, muchas veces, no coinciden con los de algunos medios de comunicación, y con los de algunos grupos económicos?
Por ejemplo; el caso del gobierno de Barack Obama con la Cadena Fox.
¿Por qué “los relatos” de algunos medios de comunicación coinciden con los de algunos grupos económicos?
Por ejemplo los de la Cadena Ser con los del Grupo Prisa, en España.
¿Por qué “los relatos” de otros medios de comunicación coinciden con los de “los gobiernos”?
Por ejemplo; hoy, los de “Página 12” y los de los diarios y revistas de Sergio Spolsky; o el del mismo “Clarín”, durante los gobiernos de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner; o el de “La Nación”, durante los dos gobiernos de Carlos Menem.
También; ¿por qué, muchas veces, el relato de un gobierno coincide con el de la mayoría de los medios de comunicación y, a su vez, éstos con los de los grupos económicos?
Por ejemplo; en la Italia de Berlusconi.
La respuesta de “Perogrullo” a estas preguntas es “los intereses”.
Hay intereses de un lado del mostrador, como los hay del otro; y “cada cual la cuenta, según cómo le fue en la feria”.
Hay intereses ideológicos, como los de un diario que es o era oficialista en un gobierno, y es o era opositor en otro.
Como hay intereses económicos.
Y, a veces, unos intereses se imponen sobre los otros. Por lo general; los segundos sobre los primeros.
¿Qué intereses tienen, hoy, La Nación y Clarín?
Demostrar, a través de “su relato”, que en la cuestión “Papel Prensa” no hay nada “turbio”, y que sus directivos actuaron siempre como “inocentes carmelitas descalzas”, y como generosos franciscanos.
¿Qué intereses tiene el gobierno?
Demostrar, a través de “su relato”, que la cuestión “Papel Prensa” siempre fue “oscura”, y todo su historial estuvo teñido de ilegalidad y de avaricia, sin responder a la necesidad de Estado que le dio razón de ser a dicha empresa.
Hasta aquí, todas estas preguntas pueden ser respondidas según “la lógica del pulpo Paul”, o del “pensamiento binario”, donde “lo K” o “anti K”, cada día, tira más que una yunta de bueyes; o, desde la propia experiencia, que es “ese peine que te regalan cuando te quedaste pelado”, según “la escuela de Parque de los Patricios”.
Y desde el más independiente e individual de todos, donde uno comienza razonando que ninguno de los bandos es “trigo límpio”.
Lo cierto es que, si nos tomamos el trabajo de recordar, toda la historia de “Papel Prensa S.A.” estuvo plagada de sospechas y acusaciones.
No, solamente, en este o en el anterior gobierno.
Lejos parecen quedar, en esta historia, las solitarias denuncias sobre “acciones extorsivas” y “monopólicas” que, en su momento, hicieron personajes a quienes no se los puede sospechar de “K”; como el finado Julio Ramos, Jorge Lanata y Jorge Fontevecchia. Todas ellas, en anteriores gobiernos.
Sobre todo a este último, en la anterior época del diario “Perfil”, en 1997, cuando sus potenciales anunciantes eran amenazados de no poder anunciar en los diarios de los accionistas privados de “Papel Prensa S.A.” si lo hacían en el diario de Fontevecchia; lo que lo obligó a cerrarlo, a menos de un mes de su aparición.
Como, también, las de muchísimos medios del interior, que se vieron y se ven obligados a importar papel (con su consecuente aumento en los costos), o a comprar lo que “Papel Prensa” les quiere vender (con la consecuente limitación de su “tirada”).
Pero, en algo coincide “el relato” del gobierno con el de “La Nación” y “Clarín”.
Uno dijo “quien controla Papel Prensa controla la palabra impresa en la República Argentina”. Los otros, unas horas antes, habían publicado que “Controlar el papel es controlar la información”.
A confesión de partes; relevo de pruebas; saben decir los abogados.
Unos acusan al otro de “querer controlar la información”.
Otro los acusa a “los unos” de “controlar la información”.
Unos “controlan la información” y no quieren que “el otro” la controle.
Otro acusa a “los otros” de controlar la información”, y dice no querer hacer lo mismo.
Entonces; ¿cuál es la diferencia?
Que el Estado (no “el gobierno”) es una parte de “Papel Prensa S.A.”; de la misma manera que uno puede ser parte de un consorcio de co-propietarios de un edificio y, por muy minoritario que sea, tiene sus derechos.
Por ejemplo; a reclamar “memoria” y “balance”.
Sobre todo si recordamos que el Estado (no “el gobierno”) somos todos.
Es decir; “todos” financiamos a la empresa que, hoy, “controla la información”, o a quien “quiere controlar la información”.
La otra diferencia es que el gobierno que hemos puesto a cargo del Estado, cesará en sus funciones el 10 de diciembre de 2011.
Y, entonces, vendrá otro que querrá o intentará hacer lo mismo.
¿O no?
A “los accionistas privados” (como les gusta llamarse, últimamente) no los ponemos, ni los sacamos nosotros; que somos quienes financiamos a quienes “controlan la información”.
Por eso; siempre son los mismos.
Entonces; ¿qué hay de bueno en todo esto?
Que ambos “relatos” están “sobre la mesa”, con sus luces y sus sombras; y con todas sus sospechas.
Según cómo le vaya a ir en la feria a cada uno; será “La Justicia”, “La corporación judicial”, o “un juez K”, quien tendrá la última palabra.
Y, cada uno creerá en “Hansel & Gretell”, “Caperucita roja”, o en “Alicia en el país de las maravillas”.
O en la justicia.
Igual, como el tema parece no acabarse, es conveniente formularse algunas preguntas más, e intentar algunas respuestas.
¿Por qué no hubo denuncias durante más de veinticinco años?
Parece que quienes se hacen esta pregunta, no recuerdan que durante diecisiete años(la misma cantidad de tiempo que duró la dictadura de Pinochet, en Chile, o aquí, la proscripción del peronismo), entre 1986 y 2003, existieron las llamadas “leyes de impunidad”.
¿Se podía denunciar lo que hoy sale a la luz, mientras estuvieran vigentes los indultos de Carlos Menem, y las leyes de “Punto Final” y de “Obediencia Debida”?
“¡Memoria!”, recomendaría un divertido personaje del periodismo que, hace poco, se preguntaba “¿qué se festeja o se conmemora el 24 de marzo?”.
En conclusión; todos los relatos han perdido su simplicidad, como dice el epígrafe de esta nota.
Habrá quienes, enamorados aún de su maestra de tercer grado, se sorprendan al descubrir que “Jacinta Pichimahuida” era un travesti.
Como habrá quienes insistirán en su amor, contra viento y marea.
Y seguirán repitiendo tercer grado, y los mismos relatos de tercer grado.
Desde un casillero o desde el otro.
Desde uno de esos lugares en los que está obligado a posarse “el pulpo Paul”.
Como si “la información” se redujera a “quien la controla”, o a “quien la quiere controlar”.

Buenos Aires, 26 de agosto de 2010.

lunes, 23 de agosto de 2010

"ACERCA DEL BARULLO"









“Mis padres vivían encima de una discoteca. Todas las noches se quejaban, porque hacían mucho ruido”.

Joaquín Sabina; “Ruido”

“Lo que más bronca me da
Es haber sido tan gil…”

Enrique Santos Discépolo; “Chorra”


En un mismo día, de un mismo fin de semana, se murieron Hugo Guerrero Martineitz y Rodolfo Fogwill.
Dos malditos y dos provocadores “en serio”.
Tan distintos a lo que “hacen que se enfrentan”, hoy en día.
Seguramente, ni Ricardo Fort, ni “la mole” Molly, ni los que viven pendientes de sus enfrentamientos sepan de quiénes estamos hablando.
“Cantor para cantar, si nada dicen tus versos; ay, ¿para qué vas a callar al silencio?”, decía una chacarera de Peteco Carabajal.
¿A quién le importan los silencios?
Lo que se calla no existe. Lo único que importa es el ruido.
Sin tiempo, ni ganas para duelos, a nadie le importan los incendios de Rusia, ni las inundaciones en Pakistán.
Mientras, no haya sudestada, y no rebalse el arroyo Maldonado.
Lo único importante, es quedarse sin Fibertel.
¿Cómo se pueden dar el lujo de morirse hambre, de SIDA, de malaria en África, cuando acá, en “el coño sur”, no sabemos si dentro de tres meses podremos mandar un email, o anunciar por “Facebook” que nos acabamos de comprar un par de zapatos?
¿A quién le puede interesar la retirada de las tropas estadounidenses de Irak, cuando nos veremos impedidos de contestarle al Canciller o a un periodista, a través de Twitter?
¿A quién le puede importar que la mortalidad infantil haya aumentado en “La Reina del Plata”, si “no somos libres” de poder elegir entre el “cable modem” y el “ADSL”?
Al mundo, -ese que “es ancho y ajeno”, como decía el poeta nicaragüense Ciro Alegría- le molestan los silencios.
Pero, quienes lo habitamos, no podemos soportarlos.
¿Será por eso que necesitamos de ruidos?
Es que los fines de semana, no hay salideras bancarias, y hay que ser muy pelotudo para ser atropellado por un colectivo.
Por eso; bienvenido sea el ruido de “quedarse sin Fibertel”.
¿A quién le puede importar el que los jubilados se queden sin el 82% móvil?
El país tiene sus “prioridades”; y una nación no puede ser tal sin Fibertel.
“Los jubilados están acostumbrados a esperar”.
“Hoy, todos somos Fibertel”.
¿Tienen que esperar los jubilados que se resuelva “el intríngulis” de una empresa que brinda un servicio, propio de esa “sociedad decente, bienpensante y apolítica?
¿Es necesario suspender proyectos de ley tan importantes para el país como el de la normalización del INDEC, para tratar una ley que beneficie a una empresa?
En eso se ocupan “los representantes que supimos elegir”.
En beneficiar a Fibertel.
Si uno se sienta en un bar y pide una TAB, una Mountain Diú, una Canadian Drie, una Pomona o una bolita, es probable que el mozo le pregunte si se siente bien.
Y a nadie se le ocurriría decir que “el gobierno” quiere matar de sed a la ciudadanía.
Si uno firma un contrato con una empresa que ha dejado de existir, por voluntad propia, un año y medio antes, hay que hacer un gran esfuerzo para no ser ofensivo.
Tampoco, uno se puede pasar la vida leyendo “el boletín oficial”.
Existe una figura jurídica y moral que se llama “estafa”.
Por lo tanto; habrá que “apuntar los cañones” hacia instituciones que se dedican a “la defensa del consumidor”.
Ya de eso hablaba un tango que decía “Por ser bueno, me pusiste a la miseria, me dejaste en la palmera, me afanaste hasta el color”.
Luego, se explayaba, diciendo “Y he sabido que el guerrero que murió lleno de honor… Está en cana prontuariado como agente e´la camorra, profesor de cachiporra, malandrín y estafador”.
Por eso, en lugar de hablar de “libertad de expresión”; habrá que decirles “estafadores” a quienes “les quepa el sayo”.
Mientras, los jubilados seguirán esperando el irresponsable 82% móvil.
Y otros se tendrán que ir probando el sayo, para cuando les toque ser “progresistas en serio”.
Para ser unos demagogos de porquería, por poner en práctica medidas que son “progresistas” mientras sean “banderas” de esa oposición impresentable que supieron conseguir, como diría el finado Fogwill.
Y “los medios” pondrán “el grito en el cielo”, y los habitantes de este país seremos un cachito más felices.
Sin tanta “alharaca” y sin tanto ruido; con o sin Fibertel.

Buenos Aires, 23 de agosto de 2010

viernes, 20 de agosto de 2010

POUR LA GALLERIE


“Un día nos encontraremos
en otro carnaval.
Tendremos suerte si aprendemos
que no hay ni ningún rincón,
que no hay ningún atracadero
que pueda disolver
en su escondite
lo que fuimos.
El tiempo está después”.

Fernando Cabrera; “El tiempo está después”


Peor. Mucho peor que haber quedado afuera del Mundial de Fútbol, es haber perdido el primer puesto en el consumo de carne por habitante.
Así no hay profecía que se pueda cumplir, por más que la hayan dicho De Angeli y Biolcati.
Así, nunca Argentina va a festejar un Bicentenario importando carne de Uruguay.
¿Cómo es eso de que “la gente” come menos carne?
Y; sí. Al precio que está, por más compadradas que se mande Moreno.
No pretenderán “los padres de la Patria” que nuestros compatriotas criollos se alimenten a soja, como los chanchos chinos. Sino; ¿qué van a exportar?
Pero, como se trata de “perder”; bienvenida sea la noticia.
Ya lo decía “el tío Bernardo” (Neustadt; no el muñeco de Tinelli).
“El avión que aterriza no interesa. El que se cae; ese sí que importa”.
Por eso; si los asambleístas de Gualeguaychú cortan, nuevamente, el puente que los une (¿o los separa?) con la uruguaya localidad de Fray Bentos, no será una mala noticia; sino todo lo contrario.
Más, todavía, si Uruguay nos robó ese primer puesto que, a fuerza de aumentos y de “vedas”, supimos conseguir, como los laureles que deseamos que sean eternos.
Lo mismo ocurre si pasan de moda las “salideras bancarias” o las “tomas de rehenes”, y “lo más Top” es hacerse atropellar por un colectivo, en una de esas “callecitas de Buenos Aires, que tienen ese qué se yo; ¿viste?”.
Así, hasta que vuelvan a hacer furor los hechos de violencia en las escuelas, un rottweiler se mastique al bebé del dueño, o el Polo Obrero vuelva a cortar la Avenida 9 de julio, reclamando lo imposible.
Y, de todo eso, tendrá la culpa “ya sabemos quién”, como en los fingidos debates que Alfredo Leuco y Pepe Eliazchev se esmeran en sobreactuar, como si lo más recordable de estos tiempos fueran sus declamaciones de “¡La mesa está servida!”.
Así, uno termina deseando que “el conflicto con el campo” estalle de nuevo.
Porque, en esos inolvidables días de 2008, en plena “Guerra Gaucha(o guacha)”, no había “salideras bancarias”, ni “tomas de rehenes”, ni accidentes protagonizados por colectivos, ni hechos de violencia en las escuelas..
Hasta cuesta recordar si el puente de Gualeguaychú estuvo cortado o no, en esos días.
O, por lo menos, no nos enteramos que hechos parecidos hubieran sucedido.
Claro. Botnia contamina; el glisfosato no.
Y en el medio de todo ésto, al Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se le salió la cadena, le saltó la chaveta, rompió niple o, sencillamente, descarriló, con su metáfora ferroviaria.
“El futuro no pasa por la agresión y el rencor”, dijo educado, conciliador, políticamente correcto; hasta que “el crescendo” lo llevó a referirse a un tren del que se sentía maquinista y guarda con autoridad para exigir “boletos, pases y abonos”, y se despachó con que será candidato a presidente “aunque tenga que tirar a Néstor Kirchner por la ventana”.
Menos mal que no dijo “hasta derrumbarlo”.
O “hasta aplastarlo”.
Hubiera sido casi escatológico, o como mencionar “la soga en la casa del ahorcado”.
Es que pareciera que, esta semana, el Acuerdo Cívico y Social se tomó vacaciones, y le dejó el escenario al “Peronismo Federal” o “disidente”, para que diera rienda suelta a su propio conventillo.
La semana anterior, había sido la líder de la “Colisión Cívica” la que no se bancó el “ponerse a la cola”, detrás de Alfonsín (hijo), Cobos y Binner.
Esta semana, fueron Duhalde, Solá, Macri y De Nárváez los que “no se aguantaron el veranito de San Juan con ropa de lana”.
Mientras, el 82% móvil enciendió pasiones parlamentarias y mediáticas. Tan irresponsables como “el default” anunciado por el pasajero Presidente Adolfo Rodríguez Saá.
El mismo que basó su caudal electoral en una inexistente mesa de Necochea, y su programa de gobierno en la siembra de no sé cuantos miles de árboles.
Es que, más que pensar en la suerte de los jubilados, el “Grupo A (los caños)”, pensó en la “numerología”.
El 82, en “la interpretación de los sueños” de “la quiniela”, es “la pelea”.
Y por eso parecen insistir.
Lo mismo que el 13 es “la yeta”.
Que es el porcentaje que le descontaron a los jubilados y a los empleados estatales, los mismos que, ahora, insisten con el 82% móvil, cuando fueron gobierno.
Queda pensar si esta “muchachada” será capaz de sustentar, “desde un futuro gobierno”, lo que hoy “machaca” desde la oposición.
¿Querrán ser gobierno, alguna vez?
¿O como las peleas y reconciliaciones de Ricardo Fort con Jorge Rial y Viviana Canosa, sus posturas sean, sólo, un artificio, un “pour la galerie”, para que “la gilada” pueda hablar de ellos?

Buenos Aires, 20 de agosto de 2010

viernes, 13 de agosto de 2010

REPETICIONES


"No hay duda. Cada época construye sus ruinas”.

Manuel Vázquez Montalván


“Las callecitas de Buenos Aires tienen ese qué se yo; ¿viste?”; pero “no estuvo bueno” Villa Urquiza.
En la semana en que “las salideras bancarias” comenzaban a pasar de moda; que la disputa entre Colombia y Venezuela ya “no daba más jugo”, y que la Organización Mundial de la Salud decretó el fin de la pandemia de Gripe “A”; bienvenidos sean un derrumbe, una toma de rehenes y el ruido que la líder de “la colisión cívica” se esmera en hacer, aún a costa de destruir lo que supo construir, con tal de “salir en la foto”, por más despeinada que esté.
A eso, le podríamos agregar el cumpleaños “comatoso” de Gustavo Cerati.
“Hay que cuidar, compadre, la busarda”; sabía recitar Edmundo Rivero en una de sus milongas en “lunfardo”.
Se refería a que “de algo hay que comer”.
Es que, así como hubo que llenar las veinticuatro horas de deportes, en unas semanas posteriores a la finalización del Mundial, y anteriores al comienzo del campeonato local, también, hay que llenar veinticuatro horas de noticias, sin que haya sucesos que exprimir.
En algunos casos, más que “canales de noticias”, parecería tratarse de “canales de una noticia”.
La misma que se repite y se repite, como si el gimnasio Orión no terminara de derrumbarse nunca.
Narración de un mismo hecho, que va pasando de boca en boca de distintos conductores, con la única diferencia del horario.
Si el gimnasio “Orión” pudo ser “el Cromagnón de Macri”; el ingeniero Guillermo Heyaca Varela terminó siendo una especie de Chabán.
Claro que, por suerte para todos, “el hijo de Franco” no tiene, -hoy en día-, una oposición como la que tuvo Aníbal Ibarra, en aquellos días de “Cromagnón”.
Oposición de ese entonces; que, hoy, es el actual “oficialismo porteño”.
Pero, ventajas y desventajas de por medio, la actitud fue la misma.
Si en diciembre de 2004, la culpa de todo la tenían Chabán, “Callejeros”, la policía, los bomberos y “la mar en coche”, según Ibarra.
En agosto de 2010, la culpa la tiene el ingeniero Heyaca Varela.
La misma actitud, el mismo discurso.
“El mismo amor, la misma lluvia”.
Lo mismo que con las “escuchas ilegales”. La culpa es de Oyarbide.
Claro que, esta vez, mientras se efectuaban las tareas de rescate, el responsable de haber clausurado la obra en construcción que provocó el derrumbe, decía “la mesa está servida”, en la reunión en que se definía el final del “folletín” Riquelme.
Decir “la novela Riquelme” ya está muy trillado. A nadie pareció ocurrírsele algo distinto.
Lo cierto es que el cierre de algunos “canales de una noticia” parece inminente.
No por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual; sino porque las noticias rimbombantes que les dieron razón de ser, desaparecerán.
Si la Cámara de Diputados sanciona la ley de intervención del INDEC, y la de Senadores la de Glaciares, quedará muy poca tela para cortar.
Apenas, una toma de rehenes, o una tragedia; pero no son cosas de todos los días. Por suerte para los que no “paramos la olla” con el “¡Dale con Pernía!”
Habría que ver qué publican los medios en Holanda o en Suecia, en esos países que parecen diseñados por Lewis Caroll.
Sin “salideras”, con el INDEC diciendo “la posta”, sin tomas de rehenes, sin Riquelme, sin derrumbes; apenas les debe quedar contar cómo pasó la noche la Princesa Máxima.
Así, cualquiera se siente europeo.
Sin embargo; en este “Coño Sur”, nos queda el Twitter.
¿Es tan importante los que publique Fulano en Twitter?
¿Por qué tanta insistencia?
“El medio es el mensaje”, dijo el finado Marshall McLuhan.
Es decir; lo importante no es lo que digan Mengano o Zutano; sino que no podamos vivir sin Twitter.
Como con esa noticia que no dejan de mostrarnos, como si no terminara de ocurrir.
Como si los 140 caracteres de Twitter no terminaran de escribirse nunca.
¿Acaso no hemos vivido hasta aquí sin Twitter?
Sin embargo; el “discurso oficial-hegemónico” (no importa si “K” o “no K”) parece indicar que, pronto, el que no tenga Twitter, será como “el que no salta”: un holandés.

Buenos Aires, 13 de agosto de 2010.

viernes, 6 de agosto de 2010

"THE ANIMALS"




“Yo no sé muchas cosas, es verdad
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
que la cuna del hombre la mecen con cuentos...
Que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos...
Que el llanto del hombre lo taponan con cuentos...
Que los huesos del hombre los entierran con cuentos...
Y que el miedo del hombre
ha inventado todos los cuentos.
Yo no sé muchas cosas es verdad.
Pero me han dormido con todos los cuentos...
Y sé todos los cuentos”

León Felipe; “Los cuentos”


Hace dos años, “el torito” era Alfredo De Ángeli. Hasta le habían hecho uno inflable para homenajearlo.
Aunque, -el verdadero; no el inflable-, más se parecía a un burro. Uno de esos que, en las escuelas de antes, se les ponía un bonete y se los mandaba al rincón.
Sobre todo, cuando las cámaras y los micrófonos lo ponían eufórico como a Susana (¿qué Susana va a ser?), ante Martín Palermo y sus “222.000 goles en Boca”.
¿Será Alfredo De Ángeli a la política, lo que Jacobo Winograd es a “la cultura”?
Ahora, que las corridas de toros se prohibieron en Catalunya, le dicen “el toro” a Hugo Biolcati, el Presidente de la Sociedad Rural Argentina.
Pero “toro en rodeo propio”. Así cualquiera.
Como Ricardo Fort y el personaje del tango “Garufa”; “todo lo has conseguido pagando como un chavón”.
Todo pagando no. Hay, por Carlos Casares, una calle que el hombre también se apropió, de puro “toro”; o de puro guapo; o, simplemente, por decir que es “el que la tiene más larga”.
Y, después, hay quien se la agarra con Del Potro, por una calle de Tandil.
Al igual que Ricardo Fort, Biolcati habló por Cadena Nacional, sabiendo que muchos “comerían” de sus dichos.
Para eso se les paga, “como un chavón”.
Claro que no los programas de chimentos del espectáculo, como en el caso del “chocolatero”.
Aunque, últimamente, los programas autodenominados “políticos” se parecen bastante a los de chimentos.
Por ahora, los separa el horario y el concepto escenográfico.
Y las caras de los conductores; pero el show es el mismo.
Si Ricardo Fort fue ofensivo al decir “Yo no manejo el raiting; apenas manejo mi fortuna”; como buen “toro”, Biolcati fue más allá.
No sólo habló como dueño de su fortuna (y de la calle que se apropió en Carlos Casares); sino como representante de “los dueños del país”.
Es decir; como dueño de “todos nosotros”.
Y como buen dueño de todo, echó mano a la pobreza y a la corrupción para hacer su propia “Historia universal de la infamia”; pero “con olor a bosta”, como diría Sarmiento.
Por supuesto, como Fort, sin “ponerse el sayo que le cabe” cuando hablamos de pobreza y de riqueza.
Por supuesto, sin ponerse el sayo que le cabe cuando hablamos de corrupción.
Porque, en este “país jardín de infantes”, lo únicos corruptos son los gobiernos.
No hay empresarios privados que corrompan, ni que se beneficien de los negocios por los cuales se corrompen a los gobiernos; ¿no?
Menos mal que “el toro” Biolcati no se metió con la ecología.
Hasta habría sido capaz de decir que el glisfosato es bueno para la salud.
Mientras, en Estados Unidos, los dueños de las mayores fortunas (Gates, Bloomberg, etc.) donan la mitad de sus ganancias para obras de caridad; aquí, los dueños de la soja se resisten con uñas y dientes a que les toquen un solo peso.
Es que saben que, en breve tiempo, la “Pampa Húmeda” será desierto, por culpa de la soja.
Y, entonces, reclamarán subsidios, como esos que se les dan a los pobres, y a las empresas de servicios privatizadas, con los cuales, un catamarqueño que no le alcanza para comprar una garrafa subsidia una loza radiante de Coronel Díaz y La Heras.
¿Saldrán a cacerolear los vecinos de Acoyte y Rivadavia, cuando tengan que subsidiar a los dueños de los campos de “la Pampa Húmeda”?
Y, así como Capusotto, en su última película, se rodeó de Héctor Starc(ex Aquelarre, ex Tantor), Ciro Fogliatta (ex Los Gatos, ex Polifemo, ex Los Desconocidos de Siempre), Willy Quiroga (eterno Vox Dei) y Rodolfo García (ex Almendra, ex Aquelarre, ex Tantor), “La banda de apoyo” del “toro” Biolcati la integraban los mismos “instrumentistas” que amenizaron la cena del martes, en la casa de Héctor Magnetto, el CEO de Clarín.
Siguiendo la convocatoria de la revista “Barcelona”, para el 2 de agosto; ¿estarían festejando “el día del H.. de P..”?
Menos rockero y “populista”, el padre del autor de estas líneas sabía decir que “los payadores se encuentran por la tonada”.
Mientras tanto, “el país jardín de infantes” sigue con la lógica de “los buenitos” y “los malos”; quizás, como un remanente de la oferta de espectáculos infantiles de vacaciones de invierno.
Por eso, cuando no alcanzan los votos “no positivos”, es porque “los malos” los compraron.
Pero, cuando alcanzan, “triunfó la República”.
Así cuando un simple concejal o consejero escolar vota a favor del oficialismo, quiere decir que se “borocotizó”.
Pero, cuando un ex menemista se hace Duhaldista para joder a Menem; y, luego, se hace Kirchnerista, para joder a Duhalde; y, luego, se hace “opositor a secas”, para joderlo a Kirchner; ¿cómo se le dice?
Si, encima, denuncia “compra de votos”, porque “sus votos” no le alcanzan.
¿Se llama eso se “solarizó”?
Lástima la hermana, con lo lindo que canta eso de “Te diré que no me importa, yo te quiero como antes, te perdono cada instante de tu traición”.
En uno de esos países “en serio”, que tanto se citan a la hora de hablar de nuestro “destino sudamericano”, todo esto no sería más que un chiste.
Acá, es tan serio, que hasta merece ser un titular del diario de mayor tirada.
Y todos salimos a repetirlo, como loritos.

Buenos Aires, 6 de agosto de 2010