viernes, 20 de agosto de 2010

POUR LA GALLERIE


“Un día nos encontraremos
en otro carnaval.
Tendremos suerte si aprendemos
que no hay ni ningún rincón,
que no hay ningún atracadero
que pueda disolver
en su escondite
lo que fuimos.
El tiempo está después”.

Fernando Cabrera; “El tiempo está después”


Peor. Mucho peor que haber quedado afuera del Mundial de Fútbol, es haber perdido el primer puesto en el consumo de carne por habitante.
Así no hay profecía que se pueda cumplir, por más que la hayan dicho De Angeli y Biolcati.
Así, nunca Argentina va a festejar un Bicentenario importando carne de Uruguay.
¿Cómo es eso de que “la gente” come menos carne?
Y; sí. Al precio que está, por más compadradas que se mande Moreno.
No pretenderán “los padres de la Patria” que nuestros compatriotas criollos se alimenten a soja, como los chanchos chinos. Sino; ¿qué van a exportar?
Pero, como se trata de “perder”; bienvenida sea la noticia.
Ya lo decía “el tío Bernardo” (Neustadt; no el muñeco de Tinelli).
“El avión que aterriza no interesa. El que se cae; ese sí que importa”.
Por eso; si los asambleístas de Gualeguaychú cortan, nuevamente, el puente que los une (¿o los separa?) con la uruguaya localidad de Fray Bentos, no será una mala noticia; sino todo lo contrario.
Más, todavía, si Uruguay nos robó ese primer puesto que, a fuerza de aumentos y de “vedas”, supimos conseguir, como los laureles que deseamos que sean eternos.
Lo mismo ocurre si pasan de moda las “salideras bancarias” o las “tomas de rehenes”, y “lo más Top” es hacerse atropellar por un colectivo, en una de esas “callecitas de Buenos Aires, que tienen ese qué se yo; ¿viste?”.
Así, hasta que vuelvan a hacer furor los hechos de violencia en las escuelas, un rottweiler se mastique al bebé del dueño, o el Polo Obrero vuelva a cortar la Avenida 9 de julio, reclamando lo imposible.
Y, de todo eso, tendrá la culpa “ya sabemos quién”, como en los fingidos debates que Alfredo Leuco y Pepe Eliazchev se esmeran en sobreactuar, como si lo más recordable de estos tiempos fueran sus declamaciones de “¡La mesa está servida!”.
Así, uno termina deseando que “el conflicto con el campo” estalle de nuevo.
Porque, en esos inolvidables días de 2008, en plena “Guerra Gaucha(o guacha)”, no había “salideras bancarias”, ni “tomas de rehenes”, ni accidentes protagonizados por colectivos, ni hechos de violencia en las escuelas..
Hasta cuesta recordar si el puente de Gualeguaychú estuvo cortado o no, en esos días.
O, por lo menos, no nos enteramos que hechos parecidos hubieran sucedido.
Claro. Botnia contamina; el glisfosato no.
Y en el medio de todo ésto, al Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se le salió la cadena, le saltó la chaveta, rompió niple o, sencillamente, descarriló, con su metáfora ferroviaria.
“El futuro no pasa por la agresión y el rencor”, dijo educado, conciliador, políticamente correcto; hasta que “el crescendo” lo llevó a referirse a un tren del que se sentía maquinista y guarda con autoridad para exigir “boletos, pases y abonos”, y se despachó con que será candidato a presidente “aunque tenga que tirar a Néstor Kirchner por la ventana”.
Menos mal que no dijo “hasta derrumbarlo”.
O “hasta aplastarlo”.
Hubiera sido casi escatológico, o como mencionar “la soga en la casa del ahorcado”.
Es que pareciera que, esta semana, el Acuerdo Cívico y Social se tomó vacaciones, y le dejó el escenario al “Peronismo Federal” o “disidente”, para que diera rienda suelta a su propio conventillo.
La semana anterior, había sido la líder de la “Colisión Cívica” la que no se bancó el “ponerse a la cola”, detrás de Alfonsín (hijo), Cobos y Binner.
Esta semana, fueron Duhalde, Solá, Macri y De Nárváez los que “no se aguantaron el veranito de San Juan con ropa de lana”.
Mientras, el 82% móvil enciendió pasiones parlamentarias y mediáticas. Tan irresponsables como “el default” anunciado por el pasajero Presidente Adolfo Rodríguez Saá.
El mismo que basó su caudal electoral en una inexistente mesa de Necochea, y su programa de gobierno en la siembra de no sé cuantos miles de árboles.
Es que, más que pensar en la suerte de los jubilados, el “Grupo A (los caños)”, pensó en la “numerología”.
El 82, en “la interpretación de los sueños” de “la quiniela”, es “la pelea”.
Y por eso parecen insistir.
Lo mismo que el 13 es “la yeta”.
Que es el porcentaje que le descontaron a los jubilados y a los empleados estatales, los mismos que, ahora, insisten con el 82% móvil, cuando fueron gobierno.
Queda pensar si esta “muchachada” será capaz de sustentar, “desde un futuro gobierno”, lo que hoy “machaca” desde la oposición.
¿Querrán ser gobierno, alguna vez?
¿O como las peleas y reconciliaciones de Ricardo Fort con Jorge Rial y Viviana Canosa, sus posturas sean, sólo, un artificio, un “pour la galerie”, para que “la gilada” pueda hablar de ellos?

Buenos Aires, 20 de agosto de 2010

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