miércoles, 26 de octubre de 2011

"CUESTIÓN DE MIRADAS"


Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla.

Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.

Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura.

Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:

¡Ayúdame a mirar!

Eduardo Galeano, “La función del arte”, en “El libro de los abrazos”

Si una enseñanza ha quedado del resultado de las elecciones celebradas en la Argentina, el domingo pasado, es que hay cuestiones que no pertenecen a la esfera del análisis político (sea de “TN” o de “6-7-8”, sea de “Perfil” o de “Tiempo Argentino”, sea de Magdalena o de Víctor Hugo).

Sino, más bien, tienen que ver con la oftalmología.

Porque tienen que ver con “la mirada”.

Y ya no se trata de “desde dónde uno mira la realidad”.

Sino de lo que se ve de esa realidad. Es decir; cuando no se ve; el diagnóstico es miopía.

La miopía implica la imposibilidad de ver a determinada distancia.

Y, por lo visto (hablando de visión), la miopía y los prejuicios se parecen demasiado.

También con la presbicia, que llega con la edad.

O el astigmatismo, que implica confundir un renglón con el otro, cuando uno lee un texto.

“Intentando no perder el tiempo en ejercicios inútiles, me concentro entonces en la tarea de entender… Desde esta mirada encuentro tres argumentos sólidos que merecen ser estudiados antes de caer en profecías apocalípticas o sueños de grandeza electoral opositora… El primero es simple, nuestra Argentina crece mucho, muchísimo… Para dar una idea comparativa: el llamado “Milagro Español” llevó a ese país a crecer en un período de 21 años (1985-2006) el mismo porcentaje absoluto que creció nuestro país en el período 2002-2011…El segundo punto es también significativo y es la enorme red de contención social que el gobierno implementó… Desde la reconocida Asignación Universal por Hijo, pasando por la jubilación de “Ama de Casa” (incorporó a dos millones de argentinos al sistema previsional), pasando por las computadoras y los programas de Cooperativas de Trabajo… El tercer punto es la ausencia de propuestas alternativas”.

¿Quién escribió y publicó esto?

¿Orlando Barone o Julia Mengolini, en sus respectivos blogs?

¿Horacio Verbitzky, en su columna dominical de Página/12; o Jorge Giles en la suya, en “Miradas al Sur”?

¿Algún enemigo declarado de Leuco, Eliazchev, Majul, Castro y Fernández Díaz?

No.

Lo escribió el Licenciado en Sistemas Esteban Bullrich, actual Ministro de Educación porteño, y lo publicó en el diario Página/12, el jueves 18 de agosto de 2011.

¿Se tratará de un “borocotizado”?



En la película “Pájaros volando”, de Néstor Montalvano, hay una escena que los más jóvenes no logran entender en todo su simbolismo (Y parece que los “no tan jóvenes” tampoco).

El personaje que interpreta Diego Capusotto se acerca a una ventanilla, buscando comprar un pasaje hacia la imaginaria localidad de “Las Pirquitas”.

Lo atiende una joven, con un rodete muy parecido al que solía lucir Eva Perón en sus últimos años. Detrás, de espaldas, se puede ver al veterano político peronista Antonio Cafiero, caracterizado como una autoridad de la empresa de transportes.

Luego de un breve diálogo, el personaje interpretado por Cafiero le dice a la muchacha: “El joven tiene necesidad de llegar a ´Las pirquitas´; y donde hay una necesidad; hay un derecho”.

“Donde hay una necesidad; hay un derecho” es una frase de Eva Perón.

Pero, además, es probable que allí esté la clave del 53,9% de los votos, y no en los datos del INDEC.



El hombre sube al subte “A”, al mediodía del lunes 24, en la estación “Río de Janeiro”, acompañado de un joven. Ambos parecen venir comentando los resultados de las elecciones. Al cerrarse las puertas y ponerse en marcha el tren, el hombre sentencia:

“¿Y qué querés? Con darles de comer a los negros y hacer que los putos se casen alcanza para que gobiernen cuatro años más”.

El hombre no era, precisamente, “la rubia Mireya”, y es probable que, entre los ciento y pico de pasajeros del vagón, hubiera más de un homosexual, al que sus palabras habrían ofendido.



¿Qué ha tenido este gobierno para ser reelecto, con semejante porcentaje récord de votos?

Así como Eva Perón decía “Donde hay una necesidad, hay un derecho”; este gobierno ha sabido tomar nota de las demandas de determinados sectores de la sociedad, y ha sabido responder a ellas.

Así obró con los juicios por los Derechos Humanos, con la Asignación Universal por Hijo, con el Juicio Político a la anterior Corte Suprema de Justicia y con los parámetros para elegir la nueva, con la Deuda Externa, con los planes sociales, con los subsidios al consumo, con la Ley de Medios, con la estatización de los fondos de las AFJP en plena crisis financiera mundial.

Ha sabido reformular y superar lo que se llamó “La crisis del campo”.

En definitiva, ha sabido responder satisfactoriamente a demandas de la sociedad.

Por lo tanto, es conveniente recomendar a los autollamados “opositores” una consulta al oftalmólogo.

Y lo recomienda alguien que sufre de miopía, astigmatismo y presbicia. Lo que no es poco, cuando de mirar se trata, sobre todo cuando lo han tratado como “el peor ciego”… “El que no quiere ver”.



Buenos Aires, 26 de octubre de 2011

viernes, 21 de octubre de 2011

"COINCIDENCIAS"







En la última edición de la revista “Ñ”, el crítico Eduardo Villar escribió:

“Hace días experimenté la incomodidad de la ignorancia, cuando advertí con algún asombro que todo el mundo –incluidos mis amigos y conocidos- estaba perfectamente al tanto y con detalle, del talento y de los logros de un señor cuyo nombre yo era capaz, apenas, de asociar con el de una computadora”.

La misma incomodidad de Villar sintió el autor de estas líneas, ante la misma situación.

Sobre todo, cuando a Steve Jobs se lo comparaba con Einstein o John Lennon.

Buscando superar esa incomodidad de la ignorancia, recurrí a Internet y encontré en You Tube el discurso de Jobs en la Universidad de Stanford, en 2005.

Convengamos que ese discurso es a Jobs, lo que el recital en el estadio de Wembley, en 1986, es al grupo Queen.

Mirando el video, uno comprueba que no se trata de las palabras de un artista o un científico.

Mucho menos de un “humanista”.

Es, apenas, el discurso de un empresario que, como termina diciendo Villar en su columna, “para mucha gente es un ídolo… ¿será el espíritu de la época?”

Cuesta asociar el espíritu con lo que diga un empresario. Tanto o más que a un empresario lo llame todo el mundo “ídolo”.

Por lo general, los empresarios se dedican a ganar dinero; no a salvar el mundo.

Claro que no había asociado, hasta entonces, que, en inglés, “Jobs” significa “empleos”.

Y empleos es lo que está empezando a escasear en ciertas latitudes.

Lo advertí, recién, al ver una foto de “los indignados” de Wall Street.

“More Jobs and schools”, decía el cartel que portaba un ciudadano de color.

Vaya uno a saber por qué, inmediatamente, pensé en Julio César Cleto Cobos, quien el próximo 10 de diciembre dejará el empleo que tiene desde hace cuatro años.

Según “La Nación” del domingo, “Cobos va a ser abuelo y volverá a la ingeniería”.

“Feliz por la noticia familiar, no dejará la política, pero sí los cargos”, -anuncia la bajada.

Pensar que a este señor también se lo llamó “ídolo”, no hace mucho tiempo.

Otra coincidencia.

Bastó que el movimiento de “los indignados” llegara a Wall Street, para que el gobierno norteamericano denunciara un complot terrorista.

Complot que, -según se dijo-, podría haber llegado a nuestras playas.

¿Realidad o “manotazo de ahogado”?

Claro que una cosa es brindar por “la primavera árabe”, y otra “los indignados europeos”.

Menos aún que éstos se reproduzcan de este lado del Atlántico, en pleno corazón financiero mundial.

A principios de año, parecía que con Facebook y Twitter alcanzaba para derrocar unos cuantos dictadores del desierto.

Era el momento de festejar porque la tecnología creada por el mismo Steve Jobs había logrado lo que la política y la guerra no se habían atrevido a hacer.

“Pero el petróleo es más fuerte”, podría cantar uno, sobre la canción de la película “Tango feroz”.

Después, las redes sociales se trasladaron a la Puerta del Sol.

Si los árabes, con su desigualdad de género y sus teocracias pudieron; ¿cómo no podía pasar lo mismo en Occidente, con su Democracia, sus libertades y su Estado de Bienestar?

Pero Europa tuvo su Revolución Francesa y su Mayo Francés; y el “American Dream” es individualista por naturaleza.

Esas cosas no podían pasar; hasta que ocurrieron, en las últimas semanas.

Sin dudas, el mundo ya no es el que era. Ni en la “Guerra fría”, ni después de la caída del Muro de Berlín, ni después del derrumbe de las “Torres Gemelas”.

Ya no están entre nosotros ni Sadam Hussein, ni Osama Bem Ladem, ni Muammar Gadhafi.

Lo que debería ser un llamado de atención para los líderes y los gobiernos.

Sobre todos aquellos que reparten computadoras.

Todo esto parece haber empezado con Facebook y Twitter.

Ahora, los pobres del “Coño Sur” y de los llamados “Pigs”, también se podrán “indignar”.

Como cualquier sometido a una “Teocracia”, o como cualquier ciudadano del “Primer Mundo”.

Lo cierto es que en este mundo que ya no es lo que era, uno vive enterándose que “los reyes magos y Papá Noel son los padres”.

Como si uno no dejara de creer en lo que le han dicho o leído.

Resulta que, ahora, Vincent Van Gogh no se suicidó.

Según dos escritores norteamericanos, que ganaron el Pulitzer, en 1990, al pintor se lo cargó el hijo de un compañero de cantinas, que se andaba haciendo el “cowboy” por un campo de girasoles.

Menos mal que cuando ocurrió esta escena, en 1890, John Wayne no había nacido, y el invento de los hermanos Lumiere no se había masificado.

Entonces; ¿qué se podría esperar en estos días del cine 3D?

Dicen que “el viejo Vicente” tuvo códigos. Que, al llegar al hospital, deslindó de toda responsabilidad a su compañero de “borracherías” y a su hijo; y se aferró a las cartas a su hermano Teo.

Pienso qué podrían publicar, dentro de ciento once años, los ganadores del Pulitzer que se les ocurra investigar la muerte de Sadam Hussein, Osama Bim Ladem y Muammar Gadhafi.

Y este domingo, en el país más austral del Coño Sur, habrá elecciones.

Todo parece estar dicho.

Hasta quienes se empeñan en su insinceridad.

En quienes, el lunes, tendrán que salir a buscarse un empleo.

“Job”, en inglés. Como el apellido del tipo que compararon con Einstein, Gandhi y Lennon, un empresario, al que uno asociaba, solamente, con las computadoras.

Y perece que era un “ídolo”, “el espíritu de la época”.

Buenos Aires, 20 de octubre de 2011

domingo, 16 de octubre de 2011

BANCOS, GUERRAS, IDIOTECES Y PIÑAS


Ninguno de los habitantes de este planeta estamos a salvo de los infortunios, por mucho plan de OSDE que tengamos.

Que lo digan, -sino-, las víctimas de catástrofes naturales o de atentados terroristas.

O quienes protagonizan un accidente, por imprudencia propia o ajena; o quienes tienen una enfermedad producto de sus malas costumbres.

Lo mismo le cabe a otros seres de otras especies.

Digamos, entonces, que nadie tiene “la vaca atada”.

Pero sólo existe una entidad, en el planeta, que no puede sufrir ningún infortunio; aunque pueden provocarlos: los bancos.

Son los únicos a los que no les cabe las generales de la ley.

Si una persona no es prudente, corre riesgos.

En cambio; si un banco no lo es, todos tenemos el deber económico de socorrerlo.

Para eso se reunieron Ángela Merkel y Nicolás Sarkozy. Para anunciar un plan de ayuda a entidades financieras europeas, que no son “entidades de beneficencia”, precisamente.

“Plan de ayuda” que consistirá, -“palabras más, palabras menos”; “números más, números menos”-, en la transferencia de fondos de los Estados hacia los bancos, o del otorgamiento de beneficios, de aquellos a éstos.

Para poner las cosas en su lugar, aclaremos que un Estado son todos los individuos que lo integran, quienes, -“modelo más”, “modelo menos”-, aportan a “un bien común”.

En cambio; las “entidades financieras” (tal como su nombre lo indica) aspiran a una rentabilidad.

Es decir que “el bien común” se ha puesto al servicio de quienes tienen como objetivo y razón de ser su propia rentabilidad.

Y así nos va (o les va), por muy “Norte”, o “Primer Mundo” que sean Francia y Alemania.

Por suerte, nos anunciaron que un viejo mito se ha derrumbado.

El huevo no sube el colesterol y es saludable; aporta proteínas, minerales y vitaminas; y se pueden comer hasta tres unidades por semana.

Claro que eso no nos pone a salvo de los planes de Irán de asesinar al embajador saudita en Washington, y de atentar contra la embajada de ese país en Buenos Aires.

Como tampoco de la imprudencia de Tabaré Vázquez, defendiendo su hipótesis de ir a la guerra por el diferendo con la empresa Botnia.

Si “París bien vale una misa”; ¿vale Botnia una guerra entre Uruguay y Argentina?

Si la realidad supera a la ficción; Tabaré Vázquez no ha hecho otra cosa que ratificarlo.

En 2006, en pleno fragor de la disputa entre Argentina y Uruguay por la instalación de la planta de celulosa Bornia, Santiago Varela publicó una cómica novela, titulada “La Guerrita”, en la que hablaba sobre una “guerra idiota”.

Llama la atención la persistencia en la idiotez, por más que se trate del primer presidente progresista del Uruguay.

Y hablando de idioteces; un candidato a presidente dijo que “lo siguen más mujeres que hombres… y que es porque de grande se puso más pintón”.

¿Qué tendría que decir Justin Bieber, entonces, que ni siquiera es “grande”, y hace delirar a las nietas de las seguidoras del candidato en cuestión?

El candidato hace recordar a un colega suyo.

El que sobrevive gracias a su táctica de “hacerse el boludo”.

Corría el año 2003 o 2004, en la provincia que gobernaba se produjo un resonado secuestro extorsivo y “el especialista en hacerse el boludo” no tuvo mejor idea que salir en la revista “Noticias”, declarando que “con las cincuentonas le iba bien”.

Claro que si uno persiste en “hacerse el boludo” con Cafiero, con Menem, con Duhalde, con Ruckauf, con Kirchner, con Macri y De Narváez, y otra vez con el kirchnerismo, termina siendo contraproducente.

Se nota demasiado.

Y ya con “hacerse el boludo” no alcanza.

Y no alcanza porque siempre alguien rompe el silencio, como el minero chileno que reveló que pensaron en comerse al compañero que muriera primero.

Igualitos que muchos candidatos que tenemos a diversos cargos, por nuestros pagos.

Siempre prestos para diagnosticar “la lepra en el que pierde” o “socorrer al ganador”.

Pero, la antropofagia no siempre garantiza la supervivencia. Ni siquiera la del más apto.

De allí que la insistencia de la presencia opositora en el Congreso, no sea más que una expresión de lo dicho por el minero. Los candidatos a diputado, intendente y concejales se están masticando a “los presidenciables”.

La política local se está pareciendo mucho a la mina chilena.

Claro que llama la atención que los opositores sean, hoy, mayoría en el Congreso, y sólo puedan blandir como éxito la no aprobación del Presupuesto 2011.

A falta de una Graciela Caamaño, el cachetazo de esta semana fue el de su tocaya Alfano contra Aníbal Pachano.

No es cuestión de defender a la supuesta amante de Massera; pero Rial y Ventura distan mucho de ser unos fervorosos defensores de los Derechos Humanos.

Lo único que falta que se empiecen a juntar firmas para candidatearlos al Premio Nobel de la Paz.

Si Obama lo obtuvo, en 2009, manteniendo su invasión a Afganistán; ¿por qué no ellos?

Buenos Aires, 15 de octubre de 2011