martes, 4 de enero de 2011

"CUIDADO CON EL PERRO"


“¿Quién dijo que siempre
habremos de esperar
para que nos saquen
un poco a pasear?

Hoy aquí desde mi cucha
bajo un cielo ideal
estoy esperando el año
de mi fuga total.

Y ese día
sé que voy a salir
a ver el sol
meando en mi cadena”

Luis Alberto Spinetta, “Hermano perro”



Ni siquiera el final de la primera década del siglo que nos iría a encontrar “unidos o dominados”, le permitió tomarse un descansito al “pensamiento binario”, a esa lógica del “amigo-enemigo”, en la que todos terminamos cayendo (y creyendo), por mucho que hablemos de “diálogo” y de “consenso”.
Lógica que parece un invento tan argentino como el dulce de leche, y que copió “el pulpo Paul”, en los hoy lejanos días del Mundial de Sudáfrica.
Porque todos tenemos una “crispasión” en la vereda de enfrente, que nos motiva a sostener barbaridades inexplicables, sin ponernos “colorados”.
Como también podemos encontrar una “conspiración”, que justifique nuestra quietud; depende de qué vereda se encuentre cada uno.
Así uno termina descubriendo a un animal que ladra, tiene cuatro patas y mueve la cola; y a alguien que se empeña en convencerlo que no se trata de un perro.
O a alguien que habla de un perro; pero que no tiene cuatro patas, ni ladra, ni mueve la cola, como parece.
Y uno termina preguntándose “¿en qué quedamos?”.
¿En los Shopping abiertos toda la noche del 23 de diciembre, o en los disturbios de Constitución, esa misma tarde?
¿En los cuatro millones de aparatos de aire acondicionado que se vendieron en los últimos cuatro años, o en los apagones?
¿En la capacidad hotelera de los centros de veraneo colapsada, o en las ocupaciones de tierras?
¿En el record de autos 0 kilómetro vendidos este año, o en los trabajadores rurales sometidos a condiciones de esclavitud, en un campo de San Pedro, contratados por la multinacional Nidera?
¿En el cachet de Vicentico y de Charly García en el acto por los Derechos Humanos, o en la condena a las amenazas a Patricia Sosa por cantar en el acto de la Sociedad Rural?
¿En las declaraciones de Florencia Peña sobre Cobos y el Grupo Clarín, o en las excentricidades de Mirta Legrand?
¿En los emails de Ricardo Jaime, o en las muestras de ADN contaminadas y las estratagemas judiciales en la causa de los hermanos Nobre-Herrera?
¿En los malos resultados educativos del Informe PISA, o en el raiting de Marcelo Tinelli?
Según quién la cuente, la Argentina puede ser una cosa o la otra.
Y si una cosa es tan cierta como la otra, habría que llegar a la conclusión que la Argentina es todo eso junto, y al mismo tiempo.
O que no es solamente eso que nos cuentan, según cómo le fue en la feria a cada uno.
Así de sencillo y de complicado de entender.
Por más que nos quieran explicar que ese animal que ladra, tiene cuatro patas y mueve la cola no es un perro.
Ni el paraíso, ni el infierno.
Apenas; una especie de purgatorio.
Como decía alguien, hace no mucho.

Buenos Aires, 4 de enero de 2011