“El sol del #7D viene
asomando”, -venían diciendo Montescos y Capuletos.
Claro que no se imaginaban
ni la nube tóxica, ni la tormenta del jueves, ni las declaraciones de Riquelme,
a modo de aperitivos.
Aunque, como diría “Mostaza”
Merlo; “el partido hay que jugarlo hasta el último minuto”.
Y no era descabellado pensar
que, en el mismo “tiempo de descuento”, los “ases en la manga”, a un lado y al
otro de su pantalla, señora, sacaran a relucir planes que abarcaran todas las
letras del abecedario.
Y hasta de alfabetos
ignorados por estas costas.
Podían ser “apretadas” al
árbitro para que cobre un penal, o provocar la suspensión del partido.
Así, al más puro estilo de
“Richard” Pavone, -el barrabrava de Independiente que fue detenido por tirar
una bomba de estruendo, que provocó la suspensión del partido que su club
jugaba contra Belgrano de Córdoba-, la “independiente” Sala I de la Cámara en
los Civil y Comercial prorrogó la medida cautelar que solicitó el Grupo Clarín,
para que no se aplicara la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
Más allá de la “pizza con
champán”, que por estas horas circulará por ciertos escritorios, y del “café
amargo” que se convidará por otros, al igual que luego del ya olvidado voto “no
positivo”; sería más que prudente realizar un ejercicio de “barajar y dar de
nuevo”.
Es decir; repasar
estrategias que no han conducido al escenario esperado.
Como el que desde estas
páginas se sugirió entonces, en los ya olvidados días del hoy olvidado Cobos.
Como bien dice el hexagrama
número 6 del “I-ching”: “los efectos de un enfrentamiento son indiferentes a la
actitud o a la razón de los bandos en disputa”.
Uno puede tener una razón
incuestionable y una actitud admirable; y, aún así, perder la disputa.
La razón del Grupo Clarín ya
se sabe cuál es.
La de mantener “para
siempre” un escenario más que beneficioso para sí.
La del gobierno nacional o
la de la ley, también.
Generar un escenario más
abierto y plural.
Como bien dice Clarín en uno
de sus spots; “han pasado los gobiernos y Clarín siguió estando”.
Es decir que este gobierno
pasará, y Clarín, el Grupo Uno, Cadena Tres y demás grupos de medios seguirán
existiendo, como hasta ahora.
Claro que con otras reglas
del juego.
Eso, parece ser, que es lo
que la denominada “oposición” no termina de entender.
Es de esperar, -o no-, que
algún día sean gobierno, y no haya un grupo que “les marque la cancha”.
De modo que, en estos días,
no están en discusión las razones de uno u otro bando.
Ese momento ya pasó hace
tres años.
Lo que, hoy, está en juego
es el llevar a la práctica esas razones. Y en el “llevar a la práctica” es
donde el gobierno, hoy, “muerde el polvo”.
No porque no tuviera
razones; no porque su actitud no haya sido la más noble; sino porque ha
equivocado la estrategia y los elementos con los cuales emprender esta disputa.
No se trata de dar nombres,
ni de exigir el ruedo de cabezas.
Sino de plantear una “mesa
de arena” acorde al combate que uno intenta presentar.
Lo que sí no debemos perder
de vista es que estamos ante una ley sancionada por el Congreso Nacional, por
174 votos contra 3, en Diputados, y 54 a 24, en Senadores.
En ello deberían prestar
atención quienes se rasgan las vestiduras en nombre de la “división de
poderes”.
Al igual de que existen dos
fallos de la Corte Suprema de Justicia que, hoy, se siguen incumpliendo.
En ello deberían reparar
quienes esgrimen la “inseguridad jurídica” como la causa de todos nuestros
males.
Sobre todo; cuando no les
conviene.
Buenos Aires, #7D de 2012.