lunes, 23 de agosto de 2010

"ACERCA DEL BARULLO"









“Mis padres vivían encima de una discoteca. Todas las noches se quejaban, porque hacían mucho ruido”.

Joaquín Sabina; “Ruido”

“Lo que más bronca me da
Es haber sido tan gil…”

Enrique Santos Discépolo; “Chorra”


En un mismo día, de un mismo fin de semana, se murieron Hugo Guerrero Martineitz y Rodolfo Fogwill.
Dos malditos y dos provocadores “en serio”.
Tan distintos a lo que “hacen que se enfrentan”, hoy en día.
Seguramente, ni Ricardo Fort, ni “la mole” Molly, ni los que viven pendientes de sus enfrentamientos sepan de quiénes estamos hablando.
“Cantor para cantar, si nada dicen tus versos; ay, ¿para qué vas a callar al silencio?”, decía una chacarera de Peteco Carabajal.
¿A quién le importan los silencios?
Lo que se calla no existe. Lo único que importa es el ruido.
Sin tiempo, ni ganas para duelos, a nadie le importan los incendios de Rusia, ni las inundaciones en Pakistán.
Mientras, no haya sudestada, y no rebalse el arroyo Maldonado.
Lo único importante, es quedarse sin Fibertel.
¿Cómo se pueden dar el lujo de morirse hambre, de SIDA, de malaria en África, cuando acá, en “el coño sur”, no sabemos si dentro de tres meses podremos mandar un email, o anunciar por “Facebook” que nos acabamos de comprar un par de zapatos?
¿A quién le puede interesar la retirada de las tropas estadounidenses de Irak, cuando nos veremos impedidos de contestarle al Canciller o a un periodista, a través de Twitter?
¿A quién le puede importar que la mortalidad infantil haya aumentado en “La Reina del Plata”, si “no somos libres” de poder elegir entre el “cable modem” y el “ADSL”?
Al mundo, -ese que “es ancho y ajeno”, como decía el poeta nicaragüense Ciro Alegría- le molestan los silencios.
Pero, quienes lo habitamos, no podemos soportarlos.
¿Será por eso que necesitamos de ruidos?
Es que los fines de semana, no hay salideras bancarias, y hay que ser muy pelotudo para ser atropellado por un colectivo.
Por eso; bienvenido sea el ruido de “quedarse sin Fibertel”.
¿A quién le puede importar el que los jubilados se queden sin el 82% móvil?
El país tiene sus “prioridades”; y una nación no puede ser tal sin Fibertel.
“Los jubilados están acostumbrados a esperar”.
“Hoy, todos somos Fibertel”.
¿Tienen que esperar los jubilados que se resuelva “el intríngulis” de una empresa que brinda un servicio, propio de esa “sociedad decente, bienpensante y apolítica?
¿Es necesario suspender proyectos de ley tan importantes para el país como el de la normalización del INDEC, para tratar una ley que beneficie a una empresa?
En eso se ocupan “los representantes que supimos elegir”.
En beneficiar a Fibertel.
Si uno se sienta en un bar y pide una TAB, una Mountain Diú, una Canadian Drie, una Pomona o una bolita, es probable que el mozo le pregunte si se siente bien.
Y a nadie se le ocurriría decir que “el gobierno” quiere matar de sed a la ciudadanía.
Si uno firma un contrato con una empresa que ha dejado de existir, por voluntad propia, un año y medio antes, hay que hacer un gran esfuerzo para no ser ofensivo.
Tampoco, uno se puede pasar la vida leyendo “el boletín oficial”.
Existe una figura jurídica y moral que se llama “estafa”.
Por lo tanto; habrá que “apuntar los cañones” hacia instituciones que se dedican a “la defensa del consumidor”.
Ya de eso hablaba un tango que decía “Por ser bueno, me pusiste a la miseria, me dejaste en la palmera, me afanaste hasta el color”.
Luego, se explayaba, diciendo “Y he sabido que el guerrero que murió lleno de honor… Está en cana prontuariado como agente e´la camorra, profesor de cachiporra, malandrín y estafador”.
Por eso, en lugar de hablar de “libertad de expresión”; habrá que decirles “estafadores” a quienes “les quepa el sayo”.
Mientras, los jubilados seguirán esperando el irresponsable 82% móvil.
Y otros se tendrán que ir probando el sayo, para cuando les toque ser “progresistas en serio”.
Para ser unos demagogos de porquería, por poner en práctica medidas que son “progresistas” mientras sean “banderas” de esa oposición impresentable que supieron conseguir, como diría el finado Fogwill.
Y “los medios” pondrán “el grito en el cielo”, y los habitantes de este país seremos un cachito más felices.
Sin tanta “alharaca” y sin tanto ruido; con o sin Fibertel.

Buenos Aires, 23 de agosto de 2010

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio