lunes, 15 de agosto de 2011

"¿LA ÚNICA VERDAD?"


“Mamá compró y se le rompió
el forro del que nací yo;
pero le tuve que jurar
que de vieja no la iba a internar”

El Cuarteto de Nos, “Nada es gratis en la vida”



Estas líneas se escriben al calor de la difusión de los primeros cómputos.
Como está diciendo, en este momento, Francisco De Narváez, “recordemos lo sucedido en 1999, en La Matanza”.
Entonces, “Pinky”, actual Diputada Nacional por el Pro, era candidata a intendente por el partido de La Matanza. Hacía su discurso sobre “Mi Matanza”. Pero tuvo que desarmar el festejo, el escenario, y suspender la actuación de conjuntos bailanteros, en el medio del discurso.
Los cómputos de los “boca de urna” no coincidían con los cómputos “oficiales”.
Pero, más allá de la sorpresa, satisfactoria o pesimista, es inevitable hacernos algunas preguntas y observaciones.
Por supuesto; ahora, con el diario del lunes bajo el brazo; aunque aún sea domingo.
Finalmente, quien decía tener “con qué”, le faltó lo principal: los votos.
Un 12% es menos que lo que sacó Juan Cabandié, en la Ciudad de Buenos Aires, hace poco más de un mes.
Mucho menos, también, que lo que obtuvo Agustín Rossi, en Santa Fe, hace tres semanas.
¿Se puede hablar de “hundimiento”?
Hace un poco más de un mes, cuando Mauricio Macri triunfó en la Primera Vuelta en la Capital por un 45 a 27%, hubo una gran presión “anónima”, para que el candidato Daniel Filmus se “bajara” de la competencia por la Segunda Vuelta.
Se argumentaba “el gasto” que ocasionaría la realización de la Segunda Vuelta.
¿Exigirán, mañana, esas “voces anónimas” que “se bajen” los candidatos Ricardo Alfonsín y Eduardo Duhalde, ante lo contundente de sus derrotas, y teniendo en cuenta lo que costarán las elecciones de octubre?
49,3%, frente a un 13,1 y 12,3% es mayor que la diferencia que se dio en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; ¿no es cierto?
Hace quince días, luego de la Segunda Vuelta en la Ciudad de Buenos Aires, el “gran diario de autoayuda” tituló: “Triunfó Macri por el 65% y hundió al kirchnerismo”.
¿Titulará, mañana, que “El kirchnerismo triunfó por el 49% y hundió a Alfonsín y a Duhalde”?
“Dificulto, dijo Luna, que al chancho le salgan plumas”, dirían en el campo.
Mientras, en la televisión, Duhalde nos recuerda a Italo Luder y a Lorenzo Miguel, la noche del 30 de octubre de 1983.
Pide que esperemos más cómputos.
También nos recuerda a su rival del “Papelonerismo Federal”, “El Alberto”, cuando en las elecciones presidenciales de 2003, anunciaba el triunfo de su espacio en “la mesa 42 de Necochea”.
“¡Ganamos en Necochea!”, -acaba de decir.
Lo cierto es que, hoy, como hace un mes, tres semanas y una semana atrás, como decía Serrat: “Nunca es triste la verdad; lo que no tiene es remedio”.
Por muy equivocados que estemos.

Buenos Aires, 14 de agosto de 2011


jueves, 4 de agosto de 2011

EL HOMBRECITO


“De qué sirvió cuidarte tanto de la tos?
No tomar más de lo que el médico indicó
cuidar la forma por el qué dirán,
y hacer el amor cada muerte de obispo,
y nunca atreverse a pedirle la mano,
por miedo a esa tía con cara de arpía?

Y dónde estás? A dónde has ido a parar?
Y qué se hizo de tu sombrerito gris?
Hoy ocupás un lugar mas
acorde con tu alcurnia
en la Recoleta.

Charly García, “Natalio Ruiz, el hombrecito del sombrero gris”



“Mi límite es Macri”, -había dicho “el hombrecito”.
Todavía eran tiempos en los que “flirteaba” con Hermes Binner.
Juntos planeaban una coalición de “centro-izquierda”, al estilo de la “social-democracia europea”.
Se proponían volver a ilusionar a los radicales “de familia”.
Los del bisabuelo “Yrigoyenista”, los del abuelo con Illia y con Balbín, los del padre “Alfonsinista”. “Los boinas blancas de pedigree”, que le dicen.
También a “los socialistas de Palacios”; o de Repetto (no el de “Sábado-bus”; sino el abuelo).
Para los peronistas y los liberales-conservadores ya habría tiempo de aprovechar sus desilusiones.
Aunque no lo dijeran con todas las letras, no se proponían cambiar “el modelo”. Sino, apenas, “emprolijarlo”. Pasarle un poco el plumero, pegarle una barrida, ventilarlo
Se diferenciaban del resto de la llamada “oposición” porque se presentaban más educadamente que Carrió, Duhalde, Bullrich, De Narváez, etcétera.
Ante la crispación generalizada; ellos oponían la moderación.
Ante la negativa cerrada a cualquier propuesta oficial; ellos oponían el diálogo y el consenso.
Hasta eran capaces de inaugurar obras junto a la Presidenta, sin ponerse colorados.
Cabe aclarar que, en la Argentina, cada partido tiene su característica, o su “marca en el orillo”.
Mientras el Justicialismo es el partido que siempre ha sabido adaptarse a “los vientos que soplan”, o la izquierda siempre ha encontrado algún motivo para dividirse; el radicalismo no puede considerarse tal, sin que haya una “interna”.
Así es como, en esos tiempos, no tan lejanos, Cobos ya había empezado a perder la mayor parte de la luminosidad de su voto “no positivo”.
Y Techint, -como en el juego “Salvemos el millón”, del programa de Susana Giménez-, apostaba sus “morlacos” a la pre-candidatura de Ernesto Sanz.
Mientras, “el límite del hombrecito” seguía siendo candidato a la presidencia.
La “clientela” de éste era la centro-derecha; con José María Aznar, los Vargas Llosa (padre e hijo), Sebastián Piñera, Álvaro Uribe y Carlos Alberto Montaner como “barra suave” (lo opuesto a “barrabrava”).
Así como estaban las cosas, como dice el “Martín Fierro”; “cada lechón en su teta es el modo de mamar”.
Claro que, entonces, los encuestadores se cotizaban alto; no como hoy.
Y, unánimemente, afirmaban que, salvo la presidenta, ninguno movía el “amperímetro”.
Como bien decía Discépolo; “el que no llora no mama”.
Por lo tanto, se suspendió la “interna” que le daba identidad al radicalismo.
No tuvieron que pasar más de seis días para que “el límite del hombrecito” decidiera quedarse “con lo seguro”, con “La Reina del Plata”, al ritmo de Gilda y el lanzamiento de globos multicolores.
De pronto, fuera de la Ciudad de Buenos Aires, ningún lechón encontraba su teta.
La “clientela” de la centro-derecha se había quedado sin su “león vendiendo Durax”.
Fue así como “el hombrecito” decidió acercarse “al límite”, y llamó al “Ricardo Fort” de la política, para ofrecerle la candidatura a la Gobernación de Buenos Aires.
En la banquina quedaron las ilusiones de “los boinas blancas de pedigree”, “los socialistas de Palacios y Repetto”, Binner, la social-democracia europea y la “afinación y balanceo” de “el modelo”.
“El hombrecito” ya estaba en “La cornisa”; y no, precisamente, en el programa de Luis Majul.
Bastó que “su límite” triunfara en la Primera Vuelta de las elecciones de la Ciudad de Buenos Aires, para que lo cruzara, sin sonrojarse de vergüenza.
No se habían terminado de contar la mitad de los votos, que ya “el hombrecito” salió a declamar que “Si fuera porteño, votaría por el PRO”.
“Y yo, si fuera radical, no lo votaría”, se empezó a murmurar en “las ferias”.
Trece días después, visitó la Exposición Rural, el mismo evento donde su padre había sido abucheado y silbado, veintitrés años atrás.
Sus palabras fueron todo lo contrario de las pronunciadas por su padre.
Al padre lo abuchearon. Al hijo lo aplaudieron.
Esta semana, apurado por algún micrófono impaciente, “el hombresito” no titubeó en pedir la renuncia del Juez de la Corte Suprema de Justicia Eugenio Raúl Zaffaroni, debido a la denuncia de que en departamentos de su propiedad se ejercería la prostitución.
Los diputados de la Coalición Cívica, autores de la denuncia, apenas habían pedido la comparecencia del Juez ante la Comisión de Juicio Político.
Hasta su socio, el “Ricardo Fort de la política”, terminó por desautorizarlo públicamente.
El que apuesta por necesidad, pierde por obligación.
“Hay cosas que son como el violín”; -supo decir alguien, alguna vez. -“Cuando tocás de oído; se nota”.
Cuando falleció, al padre del “hombrecito” lo llamaron “El Padre de la Democracia”.
Así, tras la orfandad, “el hombrecito” pudo hacerse conocido, sin una trayectoria descollante.
Sin “el original” a la vista, la copia intentó ser como esas “bandas tributo”.
Se visten y se peinan igual, y hasta suenan idénticos; pero no son “The Beatles”.
“El hombrecito”, hoy, reconoce que usa los trajes y la oficina de su padre.
También lo imita en los gestos y en la estética de sus afiches.
Hasta se esfuerza en copiar su forma de hablar.
Pero es, apenas, “el hombrecito”.


Buenos Aires, 4 de agosto de 2011


Links relacionados:

http://www.minutouno.com.ar/minutouno/nota/145609-macri-acuso-a-alfonsin-de-ser-kirchnerista/
http://www.eldiario24.com/nota/220368/mauricio-macri-trabaja-para-ser-el-nuevo-presidente-de-la-nacion.html
http://www.larazon.com.ar/economia/Sanz-decidido-bajarse-candidatura_0_235500030.html
http://www.genteba.com.ar/component/content/article/52-varias-politica/44638-macri-le-anuncio-a-michetti-y-a-rodriguez-larreta-que-ira-por-la-reeleccion-en-la-ciudad
http://www.lanacion.com.ar/1388502-alfonsin-si-fuera-porteno-votaria-con-el-pro
http://www.lacapital.com.ar/ed_impresa/2011/7/edicion_994/contenidos/noticia_5341.html
http://www.irrompiblesucr.com.ar/?p=547
http://www.larazon.com.ar/actualidad/titulo_0_264600035.html