jueves, 26 de agosto de 2010

"RELATOS, PREGUNTAS Y ALGUNAS INCOGNITAS Y CERTEZAS QUE QUEDAN EN LA MEMORIA"


“¿Es posible abrazar la complejidad en una cultura política y mediática que exige temas simples y promueve el conflicto? (…) El Presidente Obama ha perdido el control de su narrativa política, de su capacidad de definir la historia de su presidencia en sus propios términos (…) El principal motivo de ello es que su historia ya no es tan simple ni tan fácil de contar (…) La falta de esa narrativa invita a los oponentes a crear un relato menos halagador”.

Richard W. Stevenson, suplemento “The New York Times”, publicado en la edición impresa del diario “Clarín” del sábado 6 de febrero de 2010.



La semana pasada, en el programa “Código Político”, Julio Blank y Eduardo Van Deer Koy minimizaban el futuro informe del gobierno sobre la cuestión “Papel Prensa”, calificándolo como “un relato”.
“Un cuentito sobre Papel Prensa”, decían.
¿Acaso no fueron eso (“relatos”) el contenido de las solicitadas publicadas por Clarín y La Nación, como las muchísimas cartas, notas y declaraciones contradictorias que abundaron en estos días?
Es decir; una narración de lo ocurrido desde un determinado punto de vista.
¿Por qué “un relato” tiene que ser considerado “la verdad”; y otro, apenas, “un cuentito”?
¿Por qué no puede tener un gobierno “un relato”? ¿Qué o quién se lo impide?
¿Porque representa al “Estado”?
¿No es un fiscal un Representante de uno de los poderes del Estado?
¿No es el trabajo de un fiscal el investigar y acusar, en caso de encontrar evidencias de un delito?
¿Qué tiene de malo que un Poder del Estado le entregue a otro la información que dispone, para que éste cumpla con su función?
¿Por qué un medio de comunicación puede investigar y acusar desde sus contenidos, y un Estado no?
Pero; ¿por qué podría tener un “relato” un gobierno, y un medio de comunicación, o un grupo económico no?
¿Por qué “los relatos” de los gobiernos (no el de “el gobierno”), en todo el mundo, muchas veces, no coinciden con los de algunos medios de comunicación, y con los de algunos grupos económicos?
Por ejemplo; el caso del gobierno de Barack Obama con la Cadena Fox.
¿Por qué “los relatos” de algunos medios de comunicación coinciden con los de algunos grupos económicos?
Por ejemplo los de la Cadena Ser con los del Grupo Prisa, en España.
¿Por qué “los relatos” de otros medios de comunicación coinciden con los de “los gobiernos”?
Por ejemplo; hoy, los de “Página 12” y los de los diarios y revistas de Sergio Spolsky; o el del mismo “Clarín”, durante los gobiernos de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner; o el de “La Nación”, durante los dos gobiernos de Carlos Menem.
También; ¿por qué, muchas veces, el relato de un gobierno coincide con el de la mayoría de los medios de comunicación y, a su vez, éstos con los de los grupos económicos?
Por ejemplo; en la Italia de Berlusconi.
La respuesta de “Perogrullo” a estas preguntas es “los intereses”.
Hay intereses de un lado del mostrador, como los hay del otro; y “cada cual la cuenta, según cómo le fue en la feria”.
Hay intereses ideológicos, como los de un diario que es o era oficialista en un gobierno, y es o era opositor en otro.
Como hay intereses económicos.
Y, a veces, unos intereses se imponen sobre los otros. Por lo general; los segundos sobre los primeros.
¿Qué intereses tienen, hoy, La Nación y Clarín?
Demostrar, a través de “su relato”, que en la cuestión “Papel Prensa” no hay nada “turbio”, y que sus directivos actuaron siempre como “inocentes carmelitas descalzas”, y como generosos franciscanos.
¿Qué intereses tiene el gobierno?
Demostrar, a través de “su relato”, que la cuestión “Papel Prensa” siempre fue “oscura”, y todo su historial estuvo teñido de ilegalidad y de avaricia, sin responder a la necesidad de Estado que le dio razón de ser a dicha empresa.
Hasta aquí, todas estas preguntas pueden ser respondidas según “la lógica del pulpo Paul”, o del “pensamiento binario”, donde “lo K” o “anti K”, cada día, tira más que una yunta de bueyes; o, desde la propia experiencia, que es “ese peine que te regalan cuando te quedaste pelado”, según “la escuela de Parque de los Patricios”.
Y desde el más independiente e individual de todos, donde uno comienza razonando que ninguno de los bandos es “trigo límpio”.
Lo cierto es que, si nos tomamos el trabajo de recordar, toda la historia de “Papel Prensa S.A.” estuvo plagada de sospechas y acusaciones.
No, solamente, en este o en el anterior gobierno.
Lejos parecen quedar, en esta historia, las solitarias denuncias sobre “acciones extorsivas” y “monopólicas” que, en su momento, hicieron personajes a quienes no se los puede sospechar de “K”; como el finado Julio Ramos, Jorge Lanata y Jorge Fontevecchia. Todas ellas, en anteriores gobiernos.
Sobre todo a este último, en la anterior época del diario “Perfil”, en 1997, cuando sus potenciales anunciantes eran amenazados de no poder anunciar en los diarios de los accionistas privados de “Papel Prensa S.A.” si lo hacían en el diario de Fontevecchia; lo que lo obligó a cerrarlo, a menos de un mes de su aparición.
Como, también, las de muchísimos medios del interior, que se vieron y se ven obligados a importar papel (con su consecuente aumento en los costos), o a comprar lo que “Papel Prensa” les quiere vender (con la consecuente limitación de su “tirada”).
Pero, en algo coincide “el relato” del gobierno con el de “La Nación” y “Clarín”.
Uno dijo “quien controla Papel Prensa controla la palabra impresa en la República Argentina”. Los otros, unas horas antes, habían publicado que “Controlar el papel es controlar la información”.
A confesión de partes; relevo de pruebas; saben decir los abogados.
Unos acusan al otro de “querer controlar la información”.
Otro los acusa a “los unos” de “controlar la información”.
Unos “controlan la información” y no quieren que “el otro” la controle.
Otro acusa a “los otros” de controlar la información”, y dice no querer hacer lo mismo.
Entonces; ¿cuál es la diferencia?
Que el Estado (no “el gobierno”) es una parte de “Papel Prensa S.A.”; de la misma manera que uno puede ser parte de un consorcio de co-propietarios de un edificio y, por muy minoritario que sea, tiene sus derechos.
Por ejemplo; a reclamar “memoria” y “balance”.
Sobre todo si recordamos que el Estado (no “el gobierno”) somos todos.
Es decir; “todos” financiamos a la empresa que, hoy, “controla la información”, o a quien “quiere controlar la información”.
La otra diferencia es que el gobierno que hemos puesto a cargo del Estado, cesará en sus funciones el 10 de diciembre de 2011.
Y, entonces, vendrá otro que querrá o intentará hacer lo mismo.
¿O no?
A “los accionistas privados” (como les gusta llamarse, últimamente) no los ponemos, ni los sacamos nosotros; que somos quienes financiamos a quienes “controlan la información”.
Por eso; siempre son los mismos.
Entonces; ¿qué hay de bueno en todo esto?
Que ambos “relatos” están “sobre la mesa”, con sus luces y sus sombras; y con todas sus sospechas.
Según cómo le vaya a ir en la feria a cada uno; será “La Justicia”, “La corporación judicial”, o “un juez K”, quien tendrá la última palabra.
Y, cada uno creerá en “Hansel & Gretell”, “Caperucita roja”, o en “Alicia en el país de las maravillas”.
O en la justicia.
Igual, como el tema parece no acabarse, es conveniente formularse algunas preguntas más, e intentar algunas respuestas.
¿Por qué no hubo denuncias durante más de veinticinco años?
Parece que quienes se hacen esta pregunta, no recuerdan que durante diecisiete años(la misma cantidad de tiempo que duró la dictadura de Pinochet, en Chile, o aquí, la proscripción del peronismo), entre 1986 y 2003, existieron las llamadas “leyes de impunidad”.
¿Se podía denunciar lo que hoy sale a la luz, mientras estuvieran vigentes los indultos de Carlos Menem, y las leyes de “Punto Final” y de “Obediencia Debida”?
“¡Memoria!”, recomendaría un divertido personaje del periodismo que, hace poco, se preguntaba “¿qué se festeja o se conmemora el 24 de marzo?”.
En conclusión; todos los relatos han perdido su simplicidad, como dice el epígrafe de esta nota.
Habrá quienes, enamorados aún de su maestra de tercer grado, se sorprendan al descubrir que “Jacinta Pichimahuida” era un travesti.
Como habrá quienes insistirán en su amor, contra viento y marea.
Y seguirán repitiendo tercer grado, y los mismos relatos de tercer grado.
Desde un casillero o desde el otro.
Desde uno de esos lugares en los que está obligado a posarse “el pulpo Paul”.
Como si “la información” se redujera a “quien la controla”, o a “quien la quiere controlar”.

Buenos Aires, 26 de agosto de 2010.

1 comentarios:

A las 2 de septiembre de 2010, 11:06 , Anonymous Anónimo ha dicho...

Hola Juancito, pregunto, ¿amerita tan detallada síntesis de la realidad algún coemntario ??? Creo que no, lo único que puedo humildemente hacer es una propuesta:
- Y si los medios perjudicados se juntan y compran en conjunto papel en el exterior ?? sabido es que en el mundo está sobrando papel, hay buenas ofertas y por suerte ARANCEL CERO para importarlo !!! Estaría bueno que hagan un acuerdo no te parece ??
- Como manera de contra-restar efectos, no habrá empresarios independientes convocados por el Estado, que quieran formar una sociedad mixta (Estado con 51% de las acciones) e invertir en montar una Planta para la fabricación de papel, darían trabajo, obtendrían buena rentabilidad y competirían con el actual monopolio ....
Un abrazo Enorme

El Tate

 

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