viernes, 7 de diciembre de 2012

DE INDEPENDIENTES E INDEPENDIENTES



“El sol del #7D viene asomando”, -venían diciendo Montescos y Capuletos.
Claro que no se imaginaban ni la nube tóxica, ni la tormenta del jueves, ni las declaraciones de Riquelme, a modo de aperitivos.
Aunque, como diría “Mostaza” Merlo; “el partido hay que jugarlo hasta el último minuto”.
Y no era descabellado pensar que, en el mismo “tiempo de descuento”, los “ases en la manga”, a un lado y al otro de su pantalla, señora, sacaran a relucir planes que abarcaran todas las letras del abecedario.
Y hasta de alfabetos ignorados por estas costas.
Podían ser “apretadas” al árbitro para que cobre un penal, o provocar la suspensión del partido.
Así, al más puro estilo de “Richard” Pavone, -el barrabrava de Independiente que fue detenido por tirar una bomba de estruendo, que provocó la suspensión del partido que su club jugaba contra Belgrano de Córdoba-, la “independiente” Sala I de la Cámara en los Civil y Comercial prorrogó la medida cautelar que solicitó el Grupo Clarín, para que no se aplicara la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.


Más allá de la “pizza con champán”, que por estas horas circulará por ciertos escritorios, y del “café amargo” que se convidará por otros, al igual que luego del ya olvidado voto “no positivo”; sería más que prudente realizar un ejercicio de “barajar y dar de nuevo”.
Es decir; repasar estrategias que no han conducido al escenario esperado.
Como el que desde estas páginas se sugirió entonces, en los ya olvidados días del hoy olvidado Cobos.
Como bien dice el hexagrama número 6 del “I-ching”: “los efectos de un enfrentamiento son indiferentes a la actitud o a la razón de los bandos en disputa”.
Uno puede tener una razón incuestionable y una actitud admirable; y, aún así, perder la disputa.
La razón del Grupo Clarín ya se sabe cuál es.
La de mantener “para siempre” un escenario más que beneficioso para sí.
La del gobierno nacional o la de la ley, también.
Generar un escenario más abierto y plural.
Como bien dice Clarín en uno de sus spots; “han pasado los gobiernos y Clarín siguió estando”.
Es decir que este gobierno pasará, y Clarín, el Grupo Uno, Cadena Tres y demás grupos de medios seguirán existiendo, como hasta ahora.
Claro que con otras reglas del juego.
Eso, parece ser, que es lo que la denominada “oposición” no termina de entender.
Es de esperar, -o no-, que algún día sean gobierno, y no haya un grupo que “les marque la cancha”.
De modo que, en estos días, no están en discusión las razones de uno u otro bando.
Ese momento ya pasó hace tres años.
Lo que, hoy, está en juego es el llevar a la práctica esas razones. Y en el “llevar a la práctica” es donde el gobierno, hoy, “muerde el polvo”.
No porque no tuviera razones; no porque su actitud no haya sido la más noble; sino porque ha equivocado la estrategia y los elementos con los cuales emprender esta disputa.
No se trata de dar nombres, ni de exigir el ruedo de cabezas.
Sino de plantear una “mesa de arena” acorde al combate que uno intenta presentar.
Lo que sí no debemos perder de vista es que estamos ante una ley sancionada por el Congreso Nacional, por 174 votos contra 3, en Diputados, y 54 a 24, en Senadores.
En ello deberían prestar atención quienes se rasgan las vestiduras en nombre de la “división de poderes”.
Al igual de que existen dos fallos de la Corte Suprema de Justicia que, hoy, se siguen incumpliendo.
En ello deberían reparar quienes esgrimen la “inseguridad jurídica” como la causa de todos nuestros males.
Sobre todo; cuando no les conviene.

Buenos Aires, #7D de 2012.


domingo, 7 de octubre de 2012

LOS PERROS Y LOS PESCADORES




domingo, 30 de septiembre de 2012

Existen tontos, tontos, tan, tan, sólo tontos,



“Existen tontos, tontos, tan, tan, sólo tontos,
ya sean hippies, hippies,
o tipos de chalecos gordos.

Billy Bond y la Pesada del Rock´n´Roll, “Tontos”


“Yo no jugaba para no perder,
tú hacias trampas para no ganar;
yo no rezaba para no creer,
tú no besabas para no soñar.
(…)
Qué disparate de
partida de ajedrez
con un partenaire
adicta al jaque mate”.

Joaquín Sabina, “El rocanrroll de los idiotas”



A fuerza de ser sinceros, justo es reconocer que el Gobierno Nacional no tiene “errores” en la comunicación de ciertas medidas; sino “horrores”.
Claro que éstos no parecen coincidir con el tan trillado “y dale con Pernía”, con el que machaca la “opinión publicada”.
Es que llama la atención que veteranos periodistas, vaqueanos de la sección “política” de los medios, se pasen por ocultos rincones de sus anatomías, los “tips” más elementales de la misma política.
Amparados en un sobreactuado “republicanismo estético”, insisten en hablarnos como si aún no supiéramos que “los reyes magos son los padres”.
De ahí que uno, esta semana, se confundiera las coberturas sobre las exposiciones de la Presidenta, en dos universidades norteamericanas, con un “dominguero” programa de preguntas y respuestas para ganar el ansiado viaje de egresados a Bariloche.
Partiendo desde la base que andar dictándoles las preguntas, -desde aquí, desde el mismo “Coño Sur”-, a estudiantes de esas universidades del “Primer Mundo”, es una falta de respeto.
“¿No le parece?”, como decía el finado Américo Barrios.
O “subordinar su inteligencia”, como se dice en mi barrio de clase media.
Es que enceguecidos por “copar la agenda”, nuestros hombres de prensa parecen “barras bravas informativos”, y se olvidan de los mismos buenos modales que les reclaman a Guillermo Moreno, a Diego Maradona, o a Hebe de Bonafini.
Y terminan “aguantando los trapos”, como “el Rafa” Di Zeo.
Y así llegamos a la conclusión que lo único importante es que la Presidenta eludió responder sobre su “re-reelección”, o sobre su negativa a brindar conferencias de prensa.
Temas que cualquier “bachiller” podría responder, sin hacer tanta alharaca; por más que estudie, o no, en la Universidad de La Matanza.
Porque no hace falta ir a Georgetown, o a Harvard, para saber y entender que ningún presidente del mundo, con tres años de mandato por delante, se expediría públicamente sobre su reelección, o su re-reelección.
De hacerlo; comenzaría a perder todo su poder, en minutos. Lo que equivaldría a su suicidio político.
Lo que los norteamericanos llaman “el síndrome del ganso rengo”.
Algo así como el “ABC” de la política, o un folleto para principiantes.
Cosa que cualquier columnista dominical lo sabe; pero, parece, que le conviene hacerse “el fesa”.
“Hay que cuidar, compadre, la busarda”, -recitaba Edmundo Rivero, citando los versos de Carlos De La Púa.
Reclamarle a un Presidente, o a cualquier político, que se defina sobre sus decisiones y sus tiempos, es como obligar a un arquero a que se deje hacer goles, o a un jugador a que patee los penales a la tribuna.
Y encima, si no lo hace, considerarlo una afrenta al “jogo bonito”, o un “picapiedras” del fútbol.
Claro; siempre y cuando consideremos a nuestros lectores, oyentes o televidentes como “ciudadanos”, o como “personas”, al menos.
Y no como “locos bajitos”, habitantes del “País Jardín de Infantes”, de María Elena Walsh, en el mejor de los casos.
Y así es como cualquier “querubín”, en su próxima carta a Papá Noel, incluirá el pedido de que la Presidenta haga conferencias de prensa, como si de ello dependiera su “propina del domingo”.
A lo que ¿el verdadero Santa Claus?, -si no hubiera sido inventado por la Coca-Cola-, respondería: “La obligación de realizar conferencias de prensa no está en ninguna Constitución”.
Nadie está obligado a hacerlas, más que ciertas personas públicas, obligadas por las circunstancias.
Circunstancias favorables o desfavorables. Pero circunstancias, al fin.
No por la ley.
No cuando las necesitan los medios; sino cuando quien las convoca necesita de ellos.
Que para eso se los llama “medios”.
Un cantante recientemente fallecido, verdadero ídolo de multitudes, no atendía a nadie si no estaba ante el lanzamiento de un nuevo disco o el inicio de una serie de recitales.
Es decir; si no lo necesitaba.
El resto del tiempo, se ocultaba detrás de los muros de su casa.
En determinadas ocasiones, muy coyunturales, llamaba él mismo a ciertos programas, sólo porque quería hacerlo. Pero no más que eso.
Las conferencias de prensa son una necesidad del periodismo, y de las personalidades públicas que las convocan; no de la ciudadanía, que no tiene más remedio que conformarse con los ecos de ellas.
Tienen que ver con llenar espacios mediáticos. No con la salud republicana, la legalidad, o con las marchas o contramarchas de un gobierno o un país.
De modo que cualquier institución o personalidad que haya adquirido cierta relevancia pública está en todo su derecho de decidir cuándo y para qué convocar a una conferencia de prensa, o no.
Incluidos gobernantes, ídolos populares o personajes mediáticos que pueden gozar o no de nuestra simpatía.
La insistencia de nuestros veteranos periodistas por las conferencias de prensa, además de cierta necesidad propia de su “metier”, demuestra su intencionalidad por generar un hecho como el que sufrió George W. Bush, cuando recibió un “zapatazo”, en Irak, más que con el desafortunado ejemplo presentado por Orlando Barone.
Creer que las conferencias de prensa son imprescindibles a la Democracia o a la salud republicana (como dice Julio Blank, en el Clarín del domingo), es como creer que la presencia de una “botinera” influye en la táctica y en el resultado de los partidos del Manchester United, del Barcelona o del Milan.
Apenas, sirve para el diario del martes (ni siquiera para el del lunes), no para ganar partidos y campeonatos.
En la cancha se ven los pingos, y no hay conferencia de prensa que valga.
Lo cierto es que, hasta ahora, la “re-reelección” de la actual Presidenta, sólo desvela a los políticos opositores y a los medios que no simpatizan con ella.
Como se ha dicho, en estas páginas, pareciera que la desearan más que ella misma.
O que le tuvieran tanto miedo a su negativa, como al “Cuco”, o al “hombre de la bolsa”.
O a la posibilidad cierta de “tener que ponerse los pantalones largos”.
Mientras tanto, los “horrores” comunicativos del gobierno siguen mereciendo alguna explicación.
Argentina es “un país con buena gente”; -dice el slogan oficial.
¿Por qué “un país con buena gente” no podría entender los porqué o los para qué, o los “porqué no” de “la restricción cambiaria”, de la intervención del INDEC(ahora que ya se pagaron los Boden 2012), entre otros temas?
La “ampliación de derechos”, que este gobierno ha llevado a la práctica como ningún otro, en los últimos años; también pasa por ahí.
Por el derecho a, -de ahora en adelante-, empezar a ser tomados como adultos.
Por todos. Por los gobiernos y por los medios.
Nada más, ni nada menos.
“That is the question”, como diría el finado Shaquespeare.



Buenos Aires, 29 de septiembre de 2012


viernes, 14 de septiembre de 2012

LAS LUCES DEL ESTADIO



“Uno tiene en los ojos el humo del billar,
otro las ilusiones se lo llevó al remate,
el tercero es el único que se dice normal;
justo él que ha vivido
cuidando un empate”

Jaime Roos, “Las luces del estadio”


A Lapegüe y a Borghi, sólo les faltó decir “La tienen adentro”.
No lo hicieron porque, antes, lo había hecho Maradona.
Y no era cuestión de ser tan bárbaros, caramba.
Ya Adrián Suar no lo llama “Diez”, como lo hacía en las épocas de aquel programa televisivo, que rompía el raiting, los martes a la noche.
Hasta es probable que ya ni le atienda el teléfono.
Pero de no habérselo dicho “el Diego” al “Toti” Passman, en aquella conferencia de prensa, en Montevideo, es probable que Lapegüe y Borghi lo hubieran dicho, con todas las letras.
Aunque sea para la indignación de los panelistas de “6-7-8”, de los conductores de “Televisión Registrada”, o las repeticiones “on-line” de Clarín y La Nación de las burlas de Lanata.
La cosa es que “el gorilaje”, “la oligarquía con olor a bosta”, “los pequebú”, “la derecha reaccionaria”, “los tilingos” y “los conchetos” están tan agrandados como la selección peruana, 48 horas antes.
Sí; como los peruanos.
Paradojas del fútbol, de la política, o de la sociología delictiva según Sergio Berni.
Les salían todas, y la tribuna hervía.
Mientras, “los dueños de la pelota” la veían pasar o por tevé.
Pero, el resultado, el empate, es un “premio consuelo”. Es un punto para cada uno.
Nadie se lleva todo, digan lo que digan los diarios, al día siguiente.
Un punto.
Nada más, para el que hizo todo para ganar y no pudo.
Nada menos, para el que aguantó el empate, porque el cuero no le daba para más.
Salvando las analogías y las distancias con otros “cacerolazos” de otros septiembres (los de Chile, previos al Golpe de Estado de Pinochet contra Salvador Allende, en 1973), éstos de Buenos Aires, Córdoba y demás centros urbanos provocan, -hacia un lado y hacia el otro-, la misma sensación que el empate entre las selecciones de Perú y Argentina, el martes pasado.
Por un lado; envalentonan, dan esperanza; en una de esas, ¿quién te dice?
Por el otro; obligan a “tomar nota” de que las cosas no andan como tendrían que andar.
Lo cierto es que, aún, queda casi un año y medio de Eliminatorias, o de “canchas”, donde habrán de seguirse viendo “los pingos”.
Tan cierto como que falta más de un año para la elecciones de mitad de mandato, y para eso todo parece estar muy “verde que te quiero verde”.
Ni hablar de los tres años y pico que faltan para las elecciones de 2015.
Y para eso, las cosas no están ni “amarillas”.
Por eso, en el “bartoleo” de consignas convocantes al cacerolazo de esta noche (donde sólo faltaba pedir el regreso de Riquelme a Boca, o el de Cavenaghi y “el chori” Domínguez a River), sería bueno detenernos en la que más gravitación política tendría, que es el de la oposición a “la re-reelección” de la actual Presidenta.
Tema que, paradójicamente, despierta más inquietud entre los opositores, más que en el oficialismo.
Porque, fuera de algunos apoyos aislados y hasta marginales(Kunkel, Insfrán, Conti, etcétera), quienes más hablan y más insisten en instalar el tema de “la re-reelección” son “las primeras figuras” de la oposición (Amadeo, Bullrich, Pinedo, Morales, Gill Lavedra, De Narváez, etcétera).
Es decir; dirigentes políticos con una larga trayectoria, que deberían estar “frotándose las manos”, ante la imposibilidad de que la actual Presidenta se pueda presentar a un nuevo mandato.
Algo así como la tranquilidad que sentimos los futboleros argentinos, -y también los de otros países de Sudamérica-, cuando Brasil no tiene que jugar las Eliminatorias para el siguiente Mundial.
No porque el actual gobierno sea a la política lo que Brasil es al fútbol.
Sino porque, de ahora en adelante, los opositores tendrán un competidor “de fuste” menos.
Sin embargo; en lugar de afianzar su ideario y su doctrina, de conformar equipos técnicos, de elaborar una estrategia para llegar al 2015, de proponer un programa de gobierno y candidatos atractivos con los que seducir al electorado; instalan “el fantasma de la re-reelección”.
Como si tuvieran miedo de asumir el poder al que se proponen acceder.
Como el tipo de treinta años que se niega a abandonar la casa materna, amparándose en vaya uno a saber qué excusas juveniles.
De modo que, hasta ahora, “la re-reelección” no parece ser un proyecto de perpetuación del gobierno; sino, más bien; una excusa de la oposición para continuar jugando al juego que más le gusta.
El que, en la política y en la vida misma, se llama “no querer ponerse los pantalones largos”.
Todo parece demostrar que es la oposición quien más desea “la re-reelección”.
Para no tener que decir “Contra los Kirchner, estábamos mejor”.
“No importa que no clasifiquemos al próximo Mundial; con no haberle dejado tocar la pelota a Messi, a Higuain y a De María, ya estamos hechos”; -podrían decir, orgullosos y satisfechos, los futboleros peruanos.
“No importa que no lleguemos al 2015; con unos cuantos cacerolazos y con salir en la tele y en los diarios estamos hechos”; -parecerían decir quienes insisten con “el fantasma de la re-reelección”.
Tan parecido, últimamente, al “fantasma del descenso”.
El problema no es lo que hay de un lado; sino todo lo que parece faltar del otro.
Y esa, -“shakespirianamente”-, es la cuestión.


Buenos Aires, 14 de septiembre de 2012






jueves, 8 de diciembre de 2011

DANZA CON BOBOS II


¿Será por el calor, por la llegada de las fiestas o por la constante presencia sonora de “Los guachiturros”?

Lo cierto es que, por lo visto, pareciera que “el bobero” no da abasto.

Tanto con los bobos de verdad, con los que se hacen y con los que nos toman por idem.

Vemos algún que otro ejemplo.

Por la zona de Tribunales, y más en la estación de subte del mismo nombre, se puede ver un afiche que dice: “Dr. Ricardo Lorenzetti, Presidente de la Suprema Corte de Justicia, violador de los Derechos Humanos”.

Firma dicha acusación una “Asociación de Familiares y Amigos de Presos Políticos en Democracia”.

¿Quiénes vendrían a ser esos “presos políticos en Democracia”?

Procesados y condenados, -en democracia y con todas las garantías de la ley-, por delitos de lesa humanidad.

Es decir; por violar los derechos humanos.

“Mirá quién habla”. ¿Se llamaba así la película?

Siguiendo con los afiches, y con “muertos que se asustan del degollado”, dos grupos de entidades gremiales empresarias mercantiles han realizado sendas pegatinas, reclamando a las autoridades “terminar con la venta ilegal”, y/o ambulante, o clandestina.

Pobres. Sus derechos tienen para realizar el reclamo.

Claro que si uno se pone “los anteojos para ver de lejos” y observa con detenimiento, comprobará que los afiches están colocados en lugares no habilitados para tal fin, o bien sobre mobiliario urbano contratado anteriormente por otros difusores.

Es decir; ambas pegatinas estarían “en infracción”.

O sea; tan ilegales y clandestinas como los sacacorchos que se ofrecen en las calles del Centro, o “downtown”, si nos pusiéramos en “globalizados”.

¿Qué pasaría si los locales de una calle céntrica amanecieran empapelados con afiches que rezaran “Terminemos con la pegatina ilegal de carteles”?

Pero, con lo que “el bobero” ha colmado su capacidad operativa es con el tema de si Cobos le toma juramento a Cristina o no.

Parece que, -como los vendedores ambulantes y los comerciantes de la calle Florida-, algunos medios de comunicación y algunos dirigentes políticos “de algo tienen que vivir”.

Y, en los últimos días, en “liquidación” o en “oferta”, no han encontrado mejor “cochavo” que darle y darle al asunto, como si el tema mereciera ser discutido o fuera discutible.

Se gastaron casi tantos minutos de aire radial y televisivo, tinta y bytes como para hablar de la crisis europea.

¿Qué dice la Constitución vigente?

¿Qué si el/la Presidente/a es reelecto/a quien debe tomarle juramento es el/la Vicepresidente/a en funciones?

Bueno. Entonces, quien deberá tomarle juramento a Cristina será Cobos.

Y, como decíamos en el barrio, “tendrá que aguantarse el calor con ropa de lana”.

Es decir; tendrá que soportar silbidos, abucheos y cánticos hostiles; los que, hoy en día, forman parte de sus funciones.

Le guste o no le guste.

Después de todo; su papel no se ha caracterizado por ser “un desecho de virtudes”. ¿No?

Nadie lo obligó a ser parte del “Cristina, Cobos y vos”, ni del “voto no positivo”, por más que le haya echado la culpa a su hija por las decisiones tomadas por un “señor mayor”; ¡caramba!.

Pero, con lo que “el bobero” se frota las manos (después de todo; a él le pagan por “cazar bobos”; no para discriminar quién es, quién se hace o a quien lo toman por tal) es con la reciente elección del Club Atlético Boca Juniors.

Más allá de lo curioso de que el mismo día en que dicho club sale campeón del Torneo Apertura 2011, su “Presidente en funciones” pierde la elección “por goleada”; llama la atención el contenido, el sentido y el contexto de las declaraciones del Presidente electo.

Cobertura más, cobertura menos, Daniel Angelicci dijo “¡Esto es fútbol! ¡No política!”

Como si hablara de gastronomía, de traumatología o de mecánica.

Decir que no “es político” el haber ganado una elección, es tomar de “gil a cuadros”, de “samporlina” o de “chichipío” al oyente, al televidente y al lector.

Y más si se lo dice acompañado del actual Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y futuro candidato a Presidente en el año 2015.

¿Será que Mauricio Macri ya se está “bajando” de su candidatura, con cuatro años de anticipación; o que ya nos está vendiendo “gato por liebre”; o “fútbol” por “política”?

¿Seremos “bobos”, nos estaremos haciendo los tales, o nos tomarán por los mismos?

Mmmmm!!.. ¡Ya sabremos!

¿Ya sabremos?

Y ya no será tiempo de echarle la culpa al calor, a la cercanía de “las fiestas”, o a la permanente presencia sonora de “Los Guachiturros”.

No vaya a ser que la culpa de nuestros destinos la tengan “los guachiturros”.

¿No?

Buenos Aires, 8 de diciembre de 2011

miércoles, 23 de noviembre de 2011

DANZA CON BOBOS

“Nena boba

no sabes bailar

nena boba

no sabes amar

yo te entrego mi rosa

más negra

Nena nena boba

era verde turquesa

Yo ya no quiero

perderme en abismos

Al fin y al cabo con las

bobas siempre pasa lo mismo

Subite a mi tren

Nena boba”

Pescado Rabioso; “Nena boba”


De todo lo escuchado y leído en los últimos días, probablemente, lo más sensato haya sido lo que Leopoldo Moreau le dijo a su correligionario, el senador Gerardo Morales, durante la última convención del radicalismo, celebrada el pasado sábado 19 de noviembre.

Si bien el contexto y las formas no ayudaban demasiado a la sensatez, lo dicho por Moreau, entre empujones e insultos, merecería ser tratado con mayor detenimiento del que fue tratado, tanto por “el periodismo independiente”, como por “el periodismo militante”.

De más está imaginar lo que se hubiera escrito y dicho, si en vez de la Convención Nacional de la Unión Cívica Radical, los mismo hechos hubieran ocurrido en una asamblea de la CGT, en un plenario de “La Cámpora”, o en una sesión del recientemente creado Instituto Nacional del Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano “Manuel Dorrego”.

¡Sí! El viejo y “comadrón” cuento del “alegre” y el “borracho”.

Lo cierto es que Leopoldo Moreau, gritando, empujando y “mandombleando”, como el mayor “batata” de La Matanza, acusó al Presidente del Radicalismo de haber llevado al partido hacia un “antikirchnerismo bobo”.

Y vale la pena detenernos en este concepto.

El de “lo bobo”.

¿Alguien se acuerda cuando, a fines de los años “ochenta” y principios de los “noventa”, se hablaba del “Estado Bobo”?

Debates más, décadas menos; lo que siempre está presente es “lo bobo”.

¿En qué consiste el “antikirchnerismo bobo”? En oponerse a todo lo que venga del llamado “kirchnerismo”, sólo por venir de dónde viene.

Se trate de la Asignación Universal por Hijo (propuesta inicialmente por el radicalismo y la “Colisión Cívica”, y recordemos los comentarios del senador Ernesto Sanz o del “Midachi” Miguel Torres del Sel sobre su impacto) o del velorio de Kirchner, “organizado por Fuerza Bruta”.

Ahora bien. Así como existe un “antikirchnerismo bobo”; existe su contraparte: el “kirchnerismo bobo”.

Que podría sintetizarse en que “la inflación no existe”, la inseguridad es “un invento de viejas gorilas”, o que todo, -incluida la crisis en la Unión Europea, el déficit norteamericano y el triunfo de la derecha en España-, son culpa de “el gran diario de autoayuda”, de “la Corpo” y de “la Opo”.

En definitiva; más allá del “kirchnerismo” o “el antikirchnerismo”, se trata, -“That is the question”-, de “bobos”.

Si. “Bobos” como los del barrio, que siempre les tocaba ser “mancha”, o “contar” cuando jugábamos a “la escondida”.

Claro que, también, existen “medios de comunicación bobos”, que le hablan a los “bobos”.

Porque si un medio de comunicación o un periodista se empeñan en ser “bobos”, es porque hay “bobos” que compran “la bobería”.

Como decíamos antes; tanto del lado de la “independencia” o de la “militancia periodística”

¿Y qué sería ser “bobo”?

Tampoco es cuestión de ponerse en “stalinista”, o en un simple y sudaca “botón de cabotaje”, con el dedo índice dispuesto a señalar al que piense distinto.

Al final; no estaríamos haciendo otra cosa que eso mismo que condenamos, sólo por venir de quien viene.

Para darse cuenta de esto, no hace falta ser ni Marcos Aguinis, ni Sandra Russo. Ni Jorge Lanata, ni Orlando Barone. Luis Majul, ni Roberto Caballero. Ni Nelson Castro, ni Jorge Giles.

Apenas, hace falta el “sentido común” que, como decía el finado Facundo Cabral; “es el más común de los sentidos”.

De modo que el peligro no es si Guillermo Moreno lanza sus huestes a inspeccionar las casas de cambio para controlar el precio del dólar, o si nos investiga la AFIP.

Después de todo; si somos ciudadanos tan ejemplares como lo expresamos en las cartas de lectores; ¿qué problema habría si nos investiga la AFIP?

Como cuando éramos chicos, el peligro mayor, hoy, será si aparece “el bobero”, con su camión y su red, doblando por la esquina.

Y ahí si… Punto y coma; el que no se escondió se embroma.

Y todos sabemos que de “las redes del bobero” no hay quien se escape.

Buenos Aires, 30 de noviembre de 2011



miércoles, 26 de octubre de 2011

"CUESTIÓN DE MIRADAS"


Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla.

Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.

Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura.

Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:

¡Ayúdame a mirar!

Eduardo Galeano, “La función del arte”, en “El libro de los abrazos”

Si una enseñanza ha quedado del resultado de las elecciones celebradas en la Argentina, el domingo pasado, es que hay cuestiones que no pertenecen a la esfera del análisis político (sea de “TN” o de “6-7-8”, sea de “Perfil” o de “Tiempo Argentino”, sea de Magdalena o de Víctor Hugo).

Sino, más bien, tienen que ver con la oftalmología.

Porque tienen que ver con “la mirada”.

Y ya no se trata de “desde dónde uno mira la realidad”.

Sino de lo que se ve de esa realidad. Es decir; cuando no se ve; el diagnóstico es miopía.

La miopía implica la imposibilidad de ver a determinada distancia.

Y, por lo visto (hablando de visión), la miopía y los prejuicios se parecen demasiado.

También con la presbicia, que llega con la edad.

O el astigmatismo, que implica confundir un renglón con el otro, cuando uno lee un texto.

“Intentando no perder el tiempo en ejercicios inútiles, me concentro entonces en la tarea de entender… Desde esta mirada encuentro tres argumentos sólidos que merecen ser estudiados antes de caer en profecías apocalípticas o sueños de grandeza electoral opositora… El primero es simple, nuestra Argentina crece mucho, muchísimo… Para dar una idea comparativa: el llamado “Milagro Español” llevó a ese país a crecer en un período de 21 años (1985-2006) el mismo porcentaje absoluto que creció nuestro país en el período 2002-2011…El segundo punto es también significativo y es la enorme red de contención social que el gobierno implementó… Desde la reconocida Asignación Universal por Hijo, pasando por la jubilación de “Ama de Casa” (incorporó a dos millones de argentinos al sistema previsional), pasando por las computadoras y los programas de Cooperativas de Trabajo… El tercer punto es la ausencia de propuestas alternativas”.

¿Quién escribió y publicó esto?

¿Orlando Barone o Julia Mengolini, en sus respectivos blogs?

¿Horacio Verbitzky, en su columna dominical de Página/12; o Jorge Giles en la suya, en “Miradas al Sur”?

¿Algún enemigo declarado de Leuco, Eliazchev, Majul, Castro y Fernández Díaz?

No.

Lo escribió el Licenciado en Sistemas Esteban Bullrich, actual Ministro de Educación porteño, y lo publicó en el diario Página/12, el jueves 18 de agosto de 2011.

¿Se tratará de un “borocotizado”?



En la película “Pájaros volando”, de Néstor Montalvano, hay una escena que los más jóvenes no logran entender en todo su simbolismo (Y parece que los “no tan jóvenes” tampoco).

El personaje que interpreta Diego Capusotto se acerca a una ventanilla, buscando comprar un pasaje hacia la imaginaria localidad de “Las Pirquitas”.

Lo atiende una joven, con un rodete muy parecido al que solía lucir Eva Perón en sus últimos años. Detrás, de espaldas, se puede ver al veterano político peronista Antonio Cafiero, caracterizado como una autoridad de la empresa de transportes.

Luego de un breve diálogo, el personaje interpretado por Cafiero le dice a la muchacha: “El joven tiene necesidad de llegar a ´Las pirquitas´; y donde hay una necesidad; hay un derecho”.

“Donde hay una necesidad; hay un derecho” es una frase de Eva Perón.

Pero, además, es probable que allí esté la clave del 53,9% de los votos, y no en los datos del INDEC.



El hombre sube al subte “A”, al mediodía del lunes 24, en la estación “Río de Janeiro”, acompañado de un joven. Ambos parecen venir comentando los resultados de las elecciones. Al cerrarse las puertas y ponerse en marcha el tren, el hombre sentencia:

“¿Y qué querés? Con darles de comer a los negros y hacer que los putos se casen alcanza para que gobiernen cuatro años más”.

El hombre no era, precisamente, “la rubia Mireya”, y es probable que, entre los ciento y pico de pasajeros del vagón, hubiera más de un homosexual, al que sus palabras habrían ofendido.



¿Qué ha tenido este gobierno para ser reelecto, con semejante porcentaje récord de votos?

Así como Eva Perón decía “Donde hay una necesidad, hay un derecho”; este gobierno ha sabido tomar nota de las demandas de determinados sectores de la sociedad, y ha sabido responder a ellas.

Así obró con los juicios por los Derechos Humanos, con la Asignación Universal por Hijo, con el Juicio Político a la anterior Corte Suprema de Justicia y con los parámetros para elegir la nueva, con la Deuda Externa, con los planes sociales, con los subsidios al consumo, con la Ley de Medios, con la estatización de los fondos de las AFJP en plena crisis financiera mundial.

Ha sabido reformular y superar lo que se llamó “La crisis del campo”.

En definitiva, ha sabido responder satisfactoriamente a demandas de la sociedad.

Por lo tanto, es conveniente recomendar a los autollamados “opositores” una consulta al oftalmólogo.

Y lo recomienda alguien que sufre de miopía, astigmatismo y presbicia. Lo que no es poco, cuando de mirar se trata, sobre todo cuando lo han tratado como “el peor ciego”… “El que no quiere ver”.



Buenos Aires, 26 de octubre de 2011