lunes, 25 de agosto de 2008

"LA ARGENTINIDAD AL PALO"

“We are the champions
my friends..
of the world”.

Freddy Mercury; “We are the champions”


¿A quién no le gusta? ¿Qué argentino puede no sentirse contento con el 3-0 ante Brasil, con el triunfo de Pérez y Curuchet en ciclismo, con la remontada de la selección de básquet ante Grecia, hasta con la garra de “Las leonas” para perder ante Holanda? Habría que ser muy amargo para no compartir con el prójimo una sonrisa de alegría; a menos que el prójimo sea Cecilia Pando.
Es lindo hacer fuerza, aunque uno no entienda nada de canotaje, de yatching, de waterpolo o de lanzamiento de disco. Nada más que por el trabajo y el sacrificio que se pone en juego en ese ratito de competencia, uno es capaz de tirarse a la pileta con Florencia Bardach, aunque no sepa nadar, y hasta de romperse la crisma en el salto en el que Alejandra García no pudo repetir su record de Atenas.
Ni hablar si el resultado es un triunfo, o un “casi triunfo”
Los representantes de Argentina en los Juegos Olímpicos hasta podrían hacer posible que Elisa Carrió se terminara abrazando con la Presidenta, Duhalde con Kirchner, Pergolini con Tinelli, Jorge Lanata con Guillermo Moreno, y hasta De Ángeli con D´Elía.
Es que el deporte, o cualquier cosa que nos tenga como simples espectadores, nos une más que aquellas circunstancias en las que está en juego nuestra responsabilidad y nuestra integridad.
Porque pareciera que ser argentino o argentina no es tener una nacionalidad; sino ser aficionado a un deporte, y en él ser un simple espectador, en vez de un protagonista.
Debe ser porque en los deportes, en “la cancha donde se ven los pingos”, se aprenden y se defienden valores, y se respetan códigos que, “fuera de la cancha”, se castigan o su transgresión se premian con una cobertura mediática que ya desearían ciertos avances científicos.
De ahí que llame la atención que el mismo furor expresado ante los goles del “Kun” Agüero no fuera el mismo que mostraron ciertos representantes de “la gente”, en el debate sobre lo de Aerolíneas Argentinas, donde “el afán de figurar, -como dice el tango-, hizo “caer en la pavada” a “los más pintados” dirigentes opositores, y a los más sobradores analistas políticos. Esos que confunden seriedad con cara de culo, leche con caldo de teta, o transgresión con “tirar cohetes en los velorios”.
Utilizando el mismo reduccionismo de moda, por el que la retenciones móviles equivalen a descontarle la mitad de un sueldo a un trabajador(siempre y cuando no estemos hablando de un trabajador rural; ¿no es cierto, “Momo” Venegas?); digamos que lo de Aerolíneas Argentinas es como si uno le hubiera salido de garante a un amigo, y éste no pagara el alquiler.
Ver cómo cobrar, por el momento, es un gasto inútil. Hoy por hoy, trae menos dolores de cabeza hacerse cargo de esa deuda ajena, que perseguir al locatario para cobrarle lo incobrable.
Ya habrá oportunidad de encontrarlo en el desierto y ofrecerle una anchoa bien salada.
Falta una hora para la final contra Nigeria. Ojalá que a Argentina le vaya bien. No sólo en fútbol, o en básquet. También en las otras canchas donde también se ven los pingos.
Si nos va bien, va a estar bueno ser sorprendido y sorprender a otro en una sonrisa sin sentido aparente. Va a estar bueno expresar esa alegría inexplicable, y “tirar la chancleta” por un ratito. También, junto al resto del mundo, tendremos que soportar el “nazional-triunfalismo”, y las invitaciones “a seguir el ejemplo de nuestros atletas” de los medios de comunicación.
Si nos va mal, la culpa la tendrán, indefectiblemente, Guillermo Moreno y el INDEC, el “doble comando”, Luis D´Elía, los piqueteros, las carteras “Louis Vuitton”, la alianza con Chávez, “la lluvia ácida” de Botnia, el botox, las extensiones, “el tonito”, los incendios de campos, la crisis energética, las coimas de Siemmens y la resolución 125.
Por suerte; esta semana, ningún alumno secundario se propasó con una profesora, -al menos en “youtube” y Telenoche”-, ni se volvió a hablar de “el riesgo país”.
¿Querrá decir que, -gracias a los juegos olímpicos-, estamos mejor que hace una semana atrás?

Buenos Aires, 22 de agosto de 2008

lunes, 18 de agosto de 2008

“PURO HUMO”(ENTRE EL PASADO, LA GATAFLORA Y DE QUÉ SE HACE EL QUESO)

“Míralos, míralos, están tramando algo.
Pícaros, pícaros,
quizás pretenden el poder.

Cuídalos, cuídalos, son como inofensivos.
Dígalo, dígalo,
son nuestros nuevos Dorian Gray.

Charly García, “A los jóvenes de ayer”


A pesar de la sensación ya instalada de que en la Argentina “se pudre todo”, a veces, es mejor no estar en boca de las grandes potencias; más allá de lo que digan las resucitadas “calificadoras de riesgo”. Sino; preguntémosle a nuestros vecinos de Osetia del Sur, que no tendrán un D´Elía, una mesa de enlace o un Guillermo Moreno; pero están en las bocas de Bush, de Putin y Sarkozy, y tienen problemas bastante más graves que los que tenían las clases medias urbanas en febrero de 2002.
¡Qué cosa! ¿Siempre hay que mirar al pasado?
Y si. De la noche a la mañana, volvió el “riesgo país” y la frase “estamos condenados al éxito”.
Así es como el desencanto y el oportunismo no se rinden tan fácil. Ahí están todas las candidaturas ofrecidas a “el burrito Alfredo”. Desde el PRO hasta Vilma Ripoll, pasando por todos los que buscan un disfraz con el que poder “presentarse en sociedad”, a pesar de sus pasados.
Y dale con el pasado.
Por suerte, en Argentina, no hubo un referéndum revocatorio como en Bolivia. De haberlo habido, el resultado hubiera sido otro; a pesar de lo parecido de algunas actitudes y de los discursos apocalípticos de opositores y medios de comunicación, a un lado y al otro de La Quiaca.
Qué escándalo se hubiera armado si aquí se daba un resultado parecido al de Bolivia. Aunque no hubiera faltado el “jetón” que habría querido “enseñarle a votar a la gente”.
Hablando de “jetones” en la Argentina, don Segismundo Freud se hubiera equivocado con sus diagnósticos sobre la histeria, a pesar de la raigambre que el psicoanálisis tiene por estos lares.
Aquí, la histeria no es una patología exclusivamente femenina; a pesar de que la principal líder opositora y la presidenta son mujeres. Ni hablar de la esquizofrenia. Aquí, ambas patologías las padecemos todos; hombres, mujeres, perros, gatos, pingüinos, ratones, toros y burros. Si no; no se podrían explicar ciertas actitudes y posturas.
Por ejemplo; durante los días del conflicto por las retenciones móviles, “los cinco grandes del mal humor”(las cuatro entidades de la mesa de enlace + De Ángeli) reclamaban retrotraer la situación al 10 de marzo. Lo ocurrido en los ciento veintipico de días ya es sabido. La Resolución 125 fue derogada, incluidas las modificaciones posteriores, que beneficiaban a los pequeños y medianos productores. Todo volvió a ser como era el 10 de marzo. Todo resultó “a pedir” de “el campo”.
Pero, ahora, un mes después del famoso “voto no positivo” del Vicepresidente, los principales dirigentes de la Federación Agraria Argentina(FAA) se dieron cuenta que “sus bases” están peor que el 10 de marzo.
Claro; se derogaron los beneficios y compensaciones que la “satánica resolución 125” contemplaba. ¿En qué quedamos, muchachos?
No hay micrófonos que les venga bien o; ¿será que, más allá de las candidaturas con las que “histeriquean” por estos días, tanto la FAA como los autodenominados “autoconvocados” fueron usados como “idiotas-útiles”, y después de ciento veinte días de conflicto no ganaron nada?
“A llorar a la iglesia”, dirían en mi barrio; pero, parece que no todos somos capaces de aceptar “los costos del resultado”, aunque éste sea favorable, ni “las reglas del juego”.
Es que “el poder en serio” no respeta nada; ni los problemas dentales de De Ángeli, ni el síndrome de abstinencia al cigarrillo de Eduardo Buzzi.
Y, hablando del pasado, de la histeria y la esquizofrenia, Eduardo Duhalde “se fue de boca” y, así como dice que no quiso decir lo que dijo, sigue negando querer ser lo que él y “los heridos que se suben a su ambulancia” no pueden disimular que se mueren por ser. Para eso está su bolsa abierta, para que se metan todos los gatos que tengan alguna queja que hacer “por derecha”.
Al igual que las “¡Gracias totales!” de Gustavo Ceratti, el ex presidente provisional repitió su “caballito de batalla”: “¡Estamos condenados al éxito!”
Ahora bien, y hablando de la histeria y de la esquizofrenia; si estamos condenados al éxito; ¿por qué Duhalde y compañía no se quedan donde estaban, y nos dejan cumplir y disfrutar nuestra condena?
¿Ve lo que le digo, don Segismundo?
El que tuvo su ratito para “jugar al presidente”, fue Cobos. Como la semana anterior le salió mal la travesura de ir a la clausura de la Exposición Rural como “presidente en ejercicio”; esta vez se tuvo que conformar con ir a Expo-Junín. No era lo mismo. No lo recibieron “los cinco grandes del mal humor”, ni los preclaros representantes de “la sociedad decente, bienpensante y apolítica”; pero algo es algo. “Clarín” le dedicó su página de todos los días.
Mientras tanto, las puteadas a Guillermo Moreno y los reclamos por el INDEC siguen a la orden del día; pero, parece que la cuestión ya no es por la inflación, el costo de vida y los modales del Secretario de Comercio; sino por la cotización de los bonos de la deuda pública. Parece, también, que si los índices del INDEC coincidieran con los calculados a nivel privado, la deuda pública que tendríamos sería un 30% mayor.
No es cuestión de ponerse a defender a Moreno; pero uno pensaba que el periodismo lo “lapidaba” por el precio del pan, el de la leche y el del tomate; pero parece que el linchamiento es por una cuestión de especulación financiera. La cosa no era con los supermercados; sino con las mesas de dinero y los bancos. Uno creía que los medios de comunicación nos defendían a nosotros, los consumidores, y, resulta, que estaban defendiendo a los especuladores.
Mire usted de qué se hace el queso. Hasta el pobre Jorge Lanata terminó engañado en su buena fe, defendiendo a los “fondos buitre”.
Al final, hay cosas que son como el violín. Cuando alguien toca de oído, se le nota, y uno termina extrañando esos días en los que en Buenos Aires no se hablaba de otra cosa que del humo, del humo, y nada más que del humo.

Buenos Aires, 18 de agosto de 2008

viernes, 8 de agosto de 2008

"SOBRE EL PEDAZO Y LA GATA FLORA"

“Mírame
mírame
mírame y no me toques;
pero mírame...”

Joan Manuel Serrat, “Mírame y no me toques”


“Y dale con Pernía”, tiene ganas de responder uno, cuando escucha o lee a la mayoría del periodismo dar vueltas en la calesita. Hasta que sale la sortija, y nuestros cronistas pareciera que quedan desnudos y desamparados, sin nada que decir. Entonces, es necesario encontrar un nuevo reclamo, por lo que sea, por la sortija, de nuevo, por el pochoclo o por la coca-cola; y es imprescindible que el pedido se convierta en clamor. Así, el “gataflorismo” no puede con su genio, y no importa lo que se reclama; sino el reclamo en sí.
No importa por que; importa reclamar, exigir y hacer mucho bombo; ya sea por las retenciones móviles, por la inflación, por las parrandas del “burrito” Ortega, por la renuncia de Moreno, por las recaídas de Charly García, o por las carteras de Louis Vuitton.
Hasta hace unas semanas, un “caballito de batalla” del “periodismo (de) independiente” y, -por repetición de loro-, también de la “sociedad decente, bienpensante y apolítica” era la nula predisposición de los Kirchner a hablar con el periodismo. No había conferencias de prensa. Hasta que las hubo. Pero...
Bastó que el Presidente del Partido Justicialista convocara a su segundo encuentro con los periodistas, para que las “plumas prestigiadas”(y también algunas que “quemaron su prestigio”) comenzaran a decir que el ex presidente estaba haciendo “muchas conferencias de prensa”.
“No hay micrófono que les venga bien”, diría cualquiera con un poquito de sentido común.
Entonces, el reclamo, el “caballito de batalla”, pasó a ser que, ahora, era la Presidenta quien no hacía conferencias de prensa. Hasta que la hizo, el sábado pasado.
¿Se derrumbó un hito? No. Se levantó otro: el de las “repreguntas”.
-“¡Sin repreguntas no vale!” –gritan los voceros del “País jardín de infantes”, como si el ejercicio de la libertad de prensa se redujera a la posibilidad de repreguntar.
Tal vez, las respuestas de la Presidenta fueron un poco “más de lo mismo”(excepto en el reconocimiento de haber sido “demasiado ingenua”); pero, convengamos que las preguntas también fueron “mucho más de lo mismo de lo mismo, de lo mismo, de lo mismo”.
Por lo tanto; ¿qué garantía habría, en caso de la posibilidad de repreguntas, que éstas fueran mejores que las preguntas originales?
Se hace tanta bulla con todo esto, como si el repreguntar fuera una moneda corriente en las conferencias que brindan diariamente directores técnicos, deportistas, estrellas del espectáculo, empresarios, modelos y dirigentes de toda laya.
¿Por qué no está bien no repreguntar, en unas, y en otras si?
“Cada maestrito con su librito”, dice el dicho y, evidentemente, la mayor parte de nuestro periodismo(incluso el que tiene un pasado “progre”) ha tomado como “maestrito” a Bernardo Neustadt, el famoso “creador de slogans” y el inventor de “Doña Rosa”(aunque no lo reconozcan). El problema, parece ser, que sus discípulos no terminaron pareciéndose a “Bernie”; sino a “Doña Rosa”. Por lo que casi no habría diferencia entre los “comentarios que uno escucha en la feria” y el análisis de ciertos editorialistas.
Otro “maestrito” parece ser aquel a quien se le adjudica la premisa “¡que nunca la realidad te arruine una buena nota!”. Pero, hoy, la máxima se ha transformado.
Si observamos bien, lo que nos importa no es la noticia o un hecho, si ocurrió, cómo, si fue un trascendido o una especulación. “Lo que vende” es el titular. El resto, la verdad, la realidad, es lo de menos.
Sin titular, no hay medio, ni comunicación, ni servicio, ni comunidad. Por eso los “caballitos de batalla” y los reclamos “porque si” seguirán existiendo, como “exigencias de buena gata Flora”, o ladridos propios del “perro del Hortelano”.
Con Moreno o sin Moreno, con Cobos o sin Cobos, con Alfredito o sin Alfredito, con este gobierno o.. Bueno; no sé. Con lo que sea.
En tiempos de medios gráficos, radiales, televisivos, de cable, de internet, lo más aconsejable sería tomar alguna distancia de la “histeria mediática”, por más que nos ordenen “¡no se mueva!”, o “¡no cambie de canal!”, o nos inviten a ser protagonistas como “movileros gratarolas”, desde el lugar de los hechos. Lo mejor, sano y adulto es tener en claro que las zanahorias son zanahorias.
Ya lo dijo el Director Técnico de la Selección Nacional de Fútbol: “¡A ustedes no hay pedazo que les venga bien!”, quien algo de razón parece tener; ¿no?.
Y es palabra del “Coco” Basile.

Buenos Aires, 8 de agosto de 2008

miércoles, 6 de agosto de 2008

"CREER O REVENTAR"

"Clase media
medio rica
medio culta
entre lo que cree ser y lo que es
media una distancia medio grande.
Desde el medio mira medio mal
a los negritos
a los ricos, a los sabios
a los locos
a los pobres.
Si escucha a un Hitler
medio le gusta
y si habla un Che
medio también.
En el medio de la nada
medio duda
como todo le atrae (a medias)
analiza hasta la mitad
todos los hechos
y (medio confundida) sale a la calle con media cacerola
entonces medio llega a importar
a los que mandan (medio en las sombras)
a veces, solo a veces, se da cuenta (medio tarde)
que la usaron de peón
en un ajedrez que no comprende
y que nunca la convierte en Reina.
Así, medio rabiosa
se lamenta (a medias)
de ser el medio del que comen otros
a quienes no alcanza a entender
ni medio.

Mario Benedetti, “Poema a la clase media”


Son muchas personas. Se autodenominan, o alguien las ha bautizado “la gente”; y se la creyeron. Quienes no piensan o creen como ellos, parecen no merecer llamarse de la misma forma. Son “otra cosa”, algo que no se sabe cómo se llama. “Eso”, que ni siquiera nombre tiene.
Posiblemente, el primero en utilizar dicho sustantivo-adjetivo-calificativo fue “Chacho” Álvarez, cuando vio que la palabra y el concepto de “pueblo” caía mal en la vereda de la confitería “Del Molino”, en San Juan y Boedo, y mucho más en Acoyte y Rivadavia o en Triunvirato y Avenida de Los Incas. En la televisión era mucho peor, en aquellos años, en los que Adelina D´Alessio de Viola proclamaba “menos proletarios y más propietarios”. Y eso también se lo creyeron, o se lo fueron creyendo, con sus idas y sus vueltas, sus subidas y bajadas, y sus agachadas.
Se autodefinen como “decentes, bienpensantes y apolíticos”. Quizás porque no se atreven a reconocer que “a la legua” se les nota que son “hipócritas, ignorantes y de derecha”.
Son igualitos a “Micky Vainilla”, el personaje de Capusotto. Sus expresiones xenófobas “se leen” como “malos entendidos”, su bigotito “a lo Hitler” es, -apenas-, una frivolidad más de tantas, y como eternas víctimas se sienten “sacados de contexto”, ya que nunca quisieron decir la barbaridad que dijeron con todas las letras.
Aunque sus “mascarones de proa” son mujeres, también hay hombres que integran “la tripulación”. Algunos son los que uno ve y ha visto siempre; y otros, uno no puede dejar de imaginárselos como repetidores de consignas que en sus bocas suenan patéticas y mariconas. Evidentemente, hay pantalones y pantalones. Quizás, pobres, no tuvieron tiempo de cambiarse, entre una escena y la otra.
En el afán de tener una posición tomada en todo, confunden las palabras y los significados. Pero, como todos tienen el título de “la gente” enmarcado, no sienten la necesidad de pedir disculpas, ni de pensar que lo que están proclamando es un disparate. “El cuadrito” autoriza cualquier “boutade”.
Como confunden “estética” con “política”, “patrimonio” con “moral” y “rebeldía” con “malos modales”; creen que los gobiernos caen por el ruido de sus cacerolas; y hasta se creen que con la renuncia de Guillermo Moreno, se terminaría con la inflación.
Como confunden “consenso” con “imposición”, “diálogo” con “extorsión” e “ideas” con “gataflorismo”, proclaman “estar con el campo”, y repiten como loros que “las retenciones son como si te descontaran el 50% del sueldo”.
Como confunden “memoria” con “pasado”; “justicia” con “revancha”; “dictadura” con “proceso”, y “derechos humanos” con “defender delincuentes”, es que proponen “no mirar al pasado”; aunque parte de ese pasado sea “el corralito”, “los Lecops”, los “patacones”, y “el club del trueque”.
Por eso, de esa confusión, no se pueden sacar conclusiones muy claras, más que un puñado de prejuicios, que el “periodismo (de) independiente” repite como un loro de patio.
Por suerte, creen no confundir “libertad” con “libertinaje”, ni “autoridad” con “autoritarismo”. Sino; ¿qué sería de nosotros? ¿Reventar?

Buenos Aires, 5 de agosto de 2008