viernes, 8 de agosto de 2008

"SOBRE EL PEDAZO Y LA GATA FLORA"

“Mírame
mírame
mírame y no me toques;
pero mírame...”

Joan Manuel Serrat, “Mírame y no me toques”


“Y dale con Pernía”, tiene ganas de responder uno, cuando escucha o lee a la mayoría del periodismo dar vueltas en la calesita. Hasta que sale la sortija, y nuestros cronistas pareciera que quedan desnudos y desamparados, sin nada que decir. Entonces, es necesario encontrar un nuevo reclamo, por lo que sea, por la sortija, de nuevo, por el pochoclo o por la coca-cola; y es imprescindible que el pedido se convierta en clamor. Así, el “gataflorismo” no puede con su genio, y no importa lo que se reclama; sino el reclamo en sí.
No importa por que; importa reclamar, exigir y hacer mucho bombo; ya sea por las retenciones móviles, por la inflación, por las parrandas del “burrito” Ortega, por la renuncia de Moreno, por las recaídas de Charly García, o por las carteras de Louis Vuitton.
Hasta hace unas semanas, un “caballito de batalla” del “periodismo (de) independiente” y, -por repetición de loro-, también de la “sociedad decente, bienpensante y apolítica” era la nula predisposición de los Kirchner a hablar con el periodismo. No había conferencias de prensa. Hasta que las hubo. Pero...
Bastó que el Presidente del Partido Justicialista convocara a su segundo encuentro con los periodistas, para que las “plumas prestigiadas”(y también algunas que “quemaron su prestigio”) comenzaran a decir que el ex presidente estaba haciendo “muchas conferencias de prensa”.
“No hay micrófono que les venga bien”, diría cualquiera con un poquito de sentido común.
Entonces, el reclamo, el “caballito de batalla”, pasó a ser que, ahora, era la Presidenta quien no hacía conferencias de prensa. Hasta que la hizo, el sábado pasado.
¿Se derrumbó un hito? No. Se levantó otro: el de las “repreguntas”.
-“¡Sin repreguntas no vale!” –gritan los voceros del “País jardín de infantes”, como si el ejercicio de la libertad de prensa se redujera a la posibilidad de repreguntar.
Tal vez, las respuestas de la Presidenta fueron un poco “más de lo mismo”(excepto en el reconocimiento de haber sido “demasiado ingenua”); pero, convengamos que las preguntas también fueron “mucho más de lo mismo de lo mismo, de lo mismo, de lo mismo”.
Por lo tanto; ¿qué garantía habría, en caso de la posibilidad de repreguntas, que éstas fueran mejores que las preguntas originales?
Se hace tanta bulla con todo esto, como si el repreguntar fuera una moneda corriente en las conferencias que brindan diariamente directores técnicos, deportistas, estrellas del espectáculo, empresarios, modelos y dirigentes de toda laya.
¿Por qué no está bien no repreguntar, en unas, y en otras si?
“Cada maestrito con su librito”, dice el dicho y, evidentemente, la mayor parte de nuestro periodismo(incluso el que tiene un pasado “progre”) ha tomado como “maestrito” a Bernardo Neustadt, el famoso “creador de slogans” y el inventor de “Doña Rosa”(aunque no lo reconozcan). El problema, parece ser, que sus discípulos no terminaron pareciéndose a “Bernie”; sino a “Doña Rosa”. Por lo que casi no habría diferencia entre los “comentarios que uno escucha en la feria” y el análisis de ciertos editorialistas.
Otro “maestrito” parece ser aquel a quien se le adjudica la premisa “¡que nunca la realidad te arruine una buena nota!”. Pero, hoy, la máxima se ha transformado.
Si observamos bien, lo que nos importa no es la noticia o un hecho, si ocurrió, cómo, si fue un trascendido o una especulación. “Lo que vende” es el titular. El resto, la verdad, la realidad, es lo de menos.
Sin titular, no hay medio, ni comunicación, ni servicio, ni comunidad. Por eso los “caballitos de batalla” y los reclamos “porque si” seguirán existiendo, como “exigencias de buena gata Flora”, o ladridos propios del “perro del Hortelano”.
Con Moreno o sin Moreno, con Cobos o sin Cobos, con Alfredito o sin Alfredito, con este gobierno o.. Bueno; no sé. Con lo que sea.
En tiempos de medios gráficos, radiales, televisivos, de cable, de internet, lo más aconsejable sería tomar alguna distancia de la “histeria mediática”, por más que nos ordenen “¡no se mueva!”, o “¡no cambie de canal!”, o nos inviten a ser protagonistas como “movileros gratarolas”, desde el lugar de los hechos. Lo mejor, sano y adulto es tener en claro que las zanahorias son zanahorias.
Ya lo dijo el Director Técnico de la Selección Nacional de Fútbol: “¡A ustedes no hay pedazo que les venga bien!”, quien algo de razón parece tener; ¿no?.
Y es palabra del “Coco” Basile.

Buenos Aires, 8 de agosto de 2008

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