"BIBLIOTECAS"
Graciela Melgarejo, la compañera del fallecido escritor Isidoro Blaisten, solía contar que el autor de “Cerrado por melancolía”, cuando veía que alguien se proponía realizar un arreglo doméstico y no preveía los inconvenientes con los que se enfrentaría, acostumbraba a decir: “¿por qué no te afirmás?”.
“Afirmarse”, según Blaisten, implicaba preveer las dificultades posibles, antes de cambiar una lamparita quemada o un cuerito.
Allí, debe radicar el origen de muchos accidentes domésticos.
A todos nos pasa que la realidad no se acomoda a nuestros deseos, gustos o intereses.
Hasta los tipos que más guita tienen en el planeta, como Slim o Gates, deben tener sus pequeñas frustraciones cotidianas; aunque éstas no pasen de una secretaria que responde “el señor dice que no está”.
Para eso existen “los presupuestos” que, a veces, por más “inflados” o “ajustados”, se nos van “a las nubes”, o “de las manos”.
La palabra misma lo dice: pre-supuestos.
Es decir; imaginar, previamente, supuesto hechos que no ocurrieron, pero que podrían ocurrir, para tomar los recaudos necesarios, en caso de que éstos ocurrieran.
Por eso, si uno es legislador o gobernante (o está en ese “limbo institucional” que inventó Julio Cobos, que no es ni una cosa ni la otra), sabrá de antemano o habrá escuchado que, en muchas cuestiones, sobre todo jurídicas, existe “una media biblioteca a favor”, y otra “media biblioteca en contra”.
Entonces, antes de tomar ciertas determinaciones, un “representante del pueblo”, debería tomarse el trabajo de revisar sobre cuál “media biblioteca” va a apoyar sus asentaderas, y “echarle una miradita” a la otra “media biblioteca”.
Aunque sea, para saber contra qué tomos, capítulos, artículos o incisos se las tendrá que ver; nada menos que con “sus fundillos”.
Y no, como hizo, la semana pasada, el Senado, que, primero, dio media sanción a la Coparticipación de la Ley del Cheque y, después, salió a buscar la “media biblioteca” en la que sentarse o cubrirse, justamente, cuando la otra “media biblioteca” se les venía encima.
Digamos que, primero, aprobaron una “carta a Los Reyes Magos” y, luego, se pusieron a revisar “los textos bíblicos”, recién cuando, desde “la vereda de enfrente”, les advirtieron que “los Reyes son los padres”.
Es que una cosa es legislar con apego a la Constitución, a los códigos y a los reglamentos, y otra es hacerlo con miedo a lo que digan los diarios “el día después”.
Menos mal que una cosa es la legislación y otra es la medicina”.
Una cosa es la salud; y otra son los consejos que el doctor Cormillott da todas las mañanas.
La seriedad no es solo poner cara de enojado.
O “crispado”, para estar más a la moda.
Buenos Aires, 21 de abril de 2010
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