sábado, 13 de febrero de 2010

"UCRONÍAS"















“UCRONÍA: I. Cult.: Reconstrucción lógica, aplicada a la historia, dando por supuestos acontecimientos no sucedidos, pero que habrían podido suceder”.

Diccionario de la Real Academia Española.


Cuando Eva Perón agonizaba, alguien escribió “¡Viva el cáncer!” sobre una pared vecina a la residencia presidencial, que entonces se encontraba en el Barrio Norte.
Es raro que, hasta el momento de escribirse estas líneas, nadie haya dicho o escrito un “¡Viva la obstrucción de la carótida!”.
Seguramente, por la dificultad ortográfica y fonética de la frase y no por la rectitud cívica de quien se debe haber sentido tentado a expresarla.
Apenas, la crispación “decente, bienpensante y apolítica” alcanzó para poner el énfasis en la negativa de la familia presidencial a que Néstor Kirchner reciba la extremaunción; y a la no elección del Hospital Argerich para la intervención quirúrgica a la que fue sometido el ex presidente.
Con respecto a lo primero; que uno sepa, nadie tiene ninguna obligación legal, moral o política de aceptar la unción de los enfermos.
Tampoco “¡No, gracias!” parecería ser una consigna setentista.
Después de todo; menos mal que al rabino Bergman no se le ocurrió ir a practicarle la circuncisión al ex presidente.
En cuanto a la no utilización del Sector Presidencial del Hospital Argerich, se insiste en que esto fue así para que “los porotos” no se los llevara el gobierno de Macri.
Nadie confirmó o desmintió que esto haya sido así; pero así es el “periodismo político de ficción”, tan amante de las ucronías.
¿Qué se hubiera dicho si Néstor Kirchner se hacía atender en el Sector Presidencial del Hospital Argerich?
Se habría puesto el grito en el cielo de que dicho sector sólo puede ser usado por la Presidenta y no por su esposo.
“No hay pedazo que les venga bien”; ya lo dijo el “Coco” Basile.
Es que para quienes tienen “el deber de informar”, el Presidente sigue siendo Néstor; aunque ya no es “el chirolita de Duhalde”
En realidad, -como decía Tomás Eloy Martínez-, “la información cuesta trabajo”.
Y si uno se tomara el trabajo de informarse, y no se dejara llevar por las “fantasías interesadas”, que a “centro-diestra” y “centro-siniestra” (el gobierno incluido) se alimentan cotidianamente, no seguiría creyendo que “a los niños los trae la cigüeña”.
Sucede que el Sector Presidencial del Hospital Argerich no está disponible las 24 horas del día, los 365 días del año.
¿Por qué?
Porque ese sector es utilizado, cotidianamente, para la atención de pacientes con patologías que requieren de ciertos cuidados especiales.
Como con el cuento de Gastón, “el tío francés” de la propaganda de Termidor, o el de la mujer que sufrió un ataque de epilepsia en plena sesión de sexo oral.
Todos tenemos un cuñado, que es vecino de un tipo, que es amigo de otro, cuya prima tenía un novio que trabaja en el Argerich.
Claro que, cuando la realidad no supera a la ficción, se hace imprescindible recurrir “al cuentito del lobo feroz”, de “la madrastra”, del “cuco” y de “el hombre de la bolsa”.
Como decían los Les Luthiers: “¡Señora!; ¿y si el hombre de la bolsa tampoco quiere tomar la sopa?”.
Como muestra, vayan los recientes dichos de “el violento” Luis D´Elía.
Primero, dijo que “el abuelo de Kirchner era usurero”.
“¡Chocolate por la noticia!” para los que leyeron, o vieron, o escucharon hablar de “La Patagonia Rebelde”.
Para los lectores de autoayuda, es toda una revelación, como para un niño de seis años enterarse que los reyes son los padres.
Mejor no enterarse de lo que hicieron otros abuelos.
El de Federico Pinedo, por ejemplo.
Después, D´Elía se despachó con la advertencia de que miles de piqueteros saldrían a la calle.
Con tal de hacerle mal a este gobierno, hasta es posible creer o hacer creer que el líder de la Federación Tierra y Vivienda es “delgado, rubio y de ojos celestes”.
Lo cierto es que “el odiador de la puta oligarquía” parece iniciar “el camino de la redención”, que ya recorrieron otras “bestias negras del kirchnerismo”, hoy “blancas palomitas republicanas”, como Alberto Fernández o Luis Juez.
Por lo tanto; es de esperar que, dentro de poco, los hoy demonizados Guillermo Moreno, Julio De Vido o “Aníbal F.” sean recibidos en las vidriadas mesas de los más prestigiosos programas de cable, impartiendo clases de “Educación Ciudadana”, sin que nadie les recuerde su “pasado-presente” y viceversa.
Pero eso todavía no ocurrió.
Sin embargo…
“¡Loquevieneloquevieneloqueviene!”, decía Marcelo Araujo, cuando era “bueno”, o cuando era “malo”, según quién lo cuente, y según cómo le haya ido en la feria.
¿Alguien se imagina lo que puede ser un domingo nublado, sin fútbol, y con “lo que viene” en el gobierno?
La pregunta no es original. La hizo un veterano dirigente, hace más de diez años, a finales del “menemismo”.
La respuesta a la pregunta ya la sabemos.
Si es que nos acordamos, claro.
Porque de “lo que viene” es preferible no hablar.


Buenos Aires, 13 de febrero de 2010

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