viernes, 30 de julio de 2010

Y DALE CON PERNÍA(O CON EL PULPO PAUL)


“Enemigo de la guerra
y su reverso, la medalla,
no propuse otra batalla
que librar al corazón
de ponerse cuerpo a tierra
bajo el peso de la historia
que iba a alzar hasta la gloria
el poder de la razón…
y ahora que ya no hay trincheras
el combate es la escalera
y el que trepe a lo más alto
pondrá a salvo su cabeza
aunque se hunda en el asfalto
la belleza…”

Luis Eduardo Aute, “La belleza”



Siguiendo la lógica binaria del “Pulpo Paul”, la líder de la “colisión cívica”, lo retó a Ricardo Alfonsín, con más vehemencia que con la que lo habría hecho su propio padre.
Y en la volteada, cayó hasta “el gordo” Valor.
Todo por una foto en Chascomús.
Tanto hablar del diálogo y del consenso, para terminar actuando como a quienes se acusa.
Un típico caso de “el muerto que se asusta del degollado”.
Como el “chismoso”, procesado por escuchar conversaciones ajenas, que se vende como víctima de una novela de George Orwell, y reacciona como “Nino Dolce”, o como cualquier participante de “Gran Hermano”.
O como Ricardo Fort. Que se puede ir y volver del jurado de “Showmatch”, y decir lo que se le cante, cuando se le canta.
Todo porque se tiene “lo que hay que tener”.
Así, se puede ordenar un Juicio Político, o pedirle explicaciones a un Juez, como si este fuera un par, o un empleado de papá.
Claro que, en tren de discutir con empleadores, es difícil determinar cual es peor, entre Fort, Mauricio o don Julio Humberto.
Don Julio Humberto, el mismo del anillo que dice “Tutto pasa”, que parece haberse convertido en “el nuevo doctor Favaloro”, sólo por haberlo echado a Maradona.
El mismo que lo llamó al mismo Maradona, para que agarrara “la papa caliente” que nadie quería agarrar.
El mismo que lo hizo volver al fútbol, después del 0-5 ante Colombia, en 1993; y, luego se alió con “los cortadores de piernas”.
Pero, como lo echó a Maradona; ahora, es una especie de Juan Carr.
Es que no en todos los ámbitos se opera con la misma lógica del “pulpo Paul”.
A veces, uno se convierte en un émulo de Von Clausevitz siguiendo los versos de Le Pera: “Hoy un juramento, mañana una traición”.
Pero, después de todo, tampoco es para tanta “bulla”.
Todo técnico que no gana un Mundial, presenta la renuncia o se lo echa.
Es como un empleado de MC Donald al que le devuelven la hamburguesa que acaba de vender.
Pero, como se trata de Maradona, volvemos a la lógica binaria del “pulpo Paul”, quien esta semana parece haberse posado sobre el casillero de Grondona.
Y, así, los “decentes, bienpensantes y apolíticos”, nos podemos sentir más europeos.
Así es. Sin medias tintas ni grises. Y hasta en el fútbol terminamos dejándonos llevar por eso de “lo K” y “lo anti K”, que “tira más que una yunta de bueyes”.
Y en el medio, hay una realidad inmensa, con sus matices y sus cosas, que permitimos que nos la hagan perder, obligándonos a pararnos de un lado o del otro; del lado de “TN”, o de “6-7-8”.
Por eso; convengamos que a Maradona el traje de Director Técnico le quedaba grande; pero alguien se lo hizo probar.
Como, ahora, le están haciendo probar el traje de Fioravanti o Ardizzonne al “Toti” Passman, que lo único que tiene adentro, es lo que le dejó Maradona.
Lo único que nos falta, es decir: “Hoy, todos somos el Toti Passman”.
Y estaremos “en el horno”.
Lástima que ya no habrá un Maradona a quien rogarle que nos saque “la leche del fuego”.


Buenos Aires, 30 de julio de 2010

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