viernes, 23 de julio de 2010

"LA MALA"


“Qué cosa.. ¿eh? Ya no tenemos papá y estamos maravillosamente desamparados ante el mundo…”

Monólogo final de la película “Solos en la madrugada”





Cuando alguien está en “la mala”, no sólo queda feo; sino que está muy mal “cebarse” con ese alguien.
“Hacer leña del árbol caído”, le decían nuestras madres.
Al fin de cuentas, todos hemos estado alguna vez en “la mala”; o podremos estar, algún día.
Aunque no lo parezca.
A veces, nos agarra sin que tengamos ninguna culpa o responsabilidad. Se nos muere alguien querido, o tenemos un accidente, o nos pescamos un resfrío.
Otras, nos sorprende con alguna eventualidad. Por haber confiado, por apostar mal, por equivocarnos o por haber hecho mal “los números”.
Por eso, queda feo, suena a “verdad de perogrullo”, a “muestra gratis”, ensañarse con el personaje de esta semana; por más que ahora le toque probar “su propia medicina”.
Para colmo de males, quien no le costaba nada callarse la boca habló fuerte y mal.
Del hijo, por supuesto.
Pero, “a partir de cierta edad, uno es responsable hasta de la cara que tiene”, decía el poeta y narrador italiano Cesare Pavese.
De modo que no hay que echarle la culpa a papá, por la suerte de uno.
Y más si uno se afeita el bigote y se parece más al padre que antes.
Paradójicamente, hay que hacerse cargo de esa cara que uno tiene.
Como, también, de las cosas que uno hace, o “manda a hacer”.
“Rompe, paga”, decíamos cuando chicos.
Sobre todo, si el problema es que a uno le han cantado “piedra libre”; es decir; que lo descubrieron, haciendo algo que no debía hacer.
Porque lo que se estuvo hablando esta semana, no fue de la inocencia del descubierto; sino que lo descubrieron, cómo lo descubrieron, o quién lo descubrió.
El resto; “que la inocencia le valga”.
Pero, también, queda muy feo brabuconear con juicios políticos e invitar a todo el mundo a pelear a la esquina, cuando no se está seguro de que “le de el Pinet”.
Ni se es más macho por menospreciar a los damnificados.
Ni somos inocentes porque quien nos descubrió no fuera “trigo limpio”.
En el admirado país del Norte, más de un político vio truncada su carrera presidencial, por una simple “canita al aire”.
Hasta quien fue Presidente durante la Guerra de Vietnam, debió renunciar por el caso “Watergate”.
¿Por qué tendría que esperarse otra suerte de un modesto Alcalde de una ciudad del “Coño Sur”?
Porque cuando uno “se manda una macana”, hay que “bajar el copete”, y bancarse “ir al rincón”; y no decir que la maestra es “una tal por cual”.
Eso lo aprendimos, de chicos, en el colegio.
Por ahí, en el Cardenal Neumann no.
Ojalá que estas líneas le sirvan al Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Porque, -él lo sabe porque lo ha hecho-, lo estarán esperando con una anchoa, cuando le toque atravesar el desierto.


Buenos Aires, 23 de julio de 2010

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