viernes, 3 de julio de 2009

"O QUÉ SERÁ"

“Se dispersan el día y la batalla deforme.
Vencen los bárbaros,
los gauchos vencen”

Jorge Luis Borges, “Poema conjetural”


Los triunfos son triunfos y las derrotas son derrotas; por “un pelito” o “por afano”. Valga la redundancia; “pelito pa´la vieja” y “a llorar al campito”.
“La única verdad es la realidad”, dijo alguien, hace mucho; y otro alguien se lo copió, hizo famosa la frase y no le faltó razón por eso.
Si Rensenbrik hubiera metido adentro el tiro que pegó en el palo, en el minuto noventa de la final del 78, otro hubiera sido el desenlace del fútbol argentino y de la dictadura militar; y hasta nos hubiéramos privado de la guerra de Malvinas, y Julio Grondona seguiría atendiendo la ferretería de Sarandí; o no.
Pero, la pelota pegó en el palo, se estrelló contra un cartel de publicidad y terminó el partido. Vino el alargue, los goles de Kempes y Bertoni, y el que no saltaba era un holandés.
Lo mismo se podría decir si a Maradona le hubieran cobrado “la mano de Dios”, y le hubieran sacado la tarjeta amarilla. Pero el único que no vio la infracción fue el árbitro, y después vino aquella maravilla del “barrilete cósmico” y “esta barra quilombera no te deja de alentar”.
Si mi abuela hubiera tenido testículos en vez de tetas, sería mi abuelo; pero no fue así.
Si el domingo pasado, los que perdieron hubieran ganado; qué duda cabe que los perdedores le habrían puesto música de cacerolas al “cuentito del fraude”, y habrían minimizado la derrota diciendo que el 30% no fue a votar.
Si los que ganaron hubieran perdido; ¿los ganadores se habrían quedado con los ahorros, los medios de comunicación y la propiedad privada, dejando “al fantasma Chávez” hecho “un poroto”?
Por suerte(o porque ganaron los que ganaron) no hubo fraude, el gobierno fue el que “minimizó” el resultado de la elección(¿cómo no asociar al Perico de Menem con El Calafate de Cristina?) y, salvo para el diario “El argentino”, a nadie le importó el 30% de abstención.
Lo cierto es que la del domingo pasado fue una elección de renovación legislativa; y en estas cuitas gana el que logra aumentar sus bancas y pierde el que se queda con menos.
Si bien Unión-Pro duplicó el número de diputados que tenía, el que hizo el gran negocio fue el Acuerdo Cívico y Social, que se consolidó como segunda minoría tanto en la cámara baja como en la alta, bien lejos de las huestes de Mauricio, que quedaron terceros, sin conocer aún lo que es sentarse en una banca del senado.
Pero, a pesar de que “la única verdad es la realidad”, para “los que la miran por tevé”, los verdaderos ganadores fueron “los Franciscos”, “los Mauricios”, “las Gabys”, “los Loles” y “los Felipes”, sin discriminar entre los verdaderos y las caricaturas de “Gran cuñado”.
Eso si. Todos bien “a la derecha de su pantalla, señora”.
Así, después de haber votado, “Doña Rosa” sigue tan confundida como en las épocas en que había un programa auspiciado por “las empresas a las que les interesa el país”.
Convencida de que con los gobiernos democráticos se hace lo mismo que con los directores técnicos, -al igual que Mirta Legrand-, no puede entender por qué tiene que esperar dos años más para terminar con “el zurdaje”, y ninguna renuncia la conforma.
Es más; está convencida que la epidemia de Influenza A1H1 es una venganza del kirchnerismo contra quienes no lo votaron. Por eso no deja de sospechar y repetir que la falta de barbijos y de alcohol en gel es una maniobra de Guillermo Moreno, en complicidad con Luis D´Elía y financiada por el chavismo, para que se enferme Rodríguez Larreta.
Tanto va la victimización a la fuente que cobrarle el IVA a un diario es un ataque a la libertad de prensa.
Lo cierto(¿lo cierto?) es que cada uno de “los elegidos” tendrá que poner sobre su banca “sus verdaderas intenciones”, más allá del marketing electoral y de su capacidad para “enganchar giles”. Servir a la Nación, a la República, a la Democracia y al bien común no es lo mismo que ir o no ir a “Gran cuñado”, o decir “Alika” “Alikate”. Tendrán que ponerle “contenido” a las cuidadas formalidades estéticas de campaña, si es que detrás de su minimalismo y los buenos modales hay algo más.
Los prestigiosos consultores internacionales ayudan a ganar elecciones; no a legislar, ni a gobernar.
Al oficialismo le toca poner las barbas en remojo. “Lo que viene” viene porque se lo dejó venir, y varios sayos lo esperan en el placard.
Un congreso “multicolor” requiere de mucha capacidad de negociación, para obtener consensos puntuales, que no serán los mismos en una ocasión que en otra. Como ya se dijo en este espacio, tendrá que convencer a “los que están cerca”, y evaluar la eficacia concreta de la defensa que dicen ejercer ciertos adalides, cuyos favores cuesta reconocer a simple vista.
Por lo visto, hay “matrimonios para toda la vida” que no llegan a “la comezón del séptimo año”.
De aquí en más, veremos quienes tienen una verdadera intención de responsabilidad institucional y política, y quienes sólo aspiran a “seguir estando en la tele”, como una simple voz o imagen “testimonial”, tanto a la derecha como a la izquierda de su pantalla, señora.

Buenos Aires, 3 de julio de 2009

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