viernes, 12 de junio de 2009

"MIÉRCOLES DE CENIZA"

“Hoy un juramento
Mañana una traición.
Amores de estudiante,
Flores de un día son”.

Alfredo Le Pera, “Amores de estudiante”


Como el documental de Ana Cacopardo e Ingrid Jaschek, el miércoles pasado parecía que iba a ser “Un claro día de justicia”, y una de esas jornadas en las que las redacciones arden, ya que todas las secciones de un medio de comunicación se disputan la primera plana.
La selección argentina volvía a jugar, y se esperaba que revirtiera las magras actuaciones del 1-6 frente a Bolivia, y el 1-0 frente a Colombia; se conocía la sentencia al padre Grassi, acusado de diecisiete casos de abuso de menores; y Francisco De Narváez estaba citado a declarar por su vinculación como “testigo” en la causa por el tráfico de efedrina.
Teníamos que ganar. Cómo íbamos a perder con esos collas que votan a Correa, al zurdo ese que es amigo de Chávez y del indio de Morales. Nosotros fuimos dos veces campeones del mundo.
Nada de lo esperado sucedió, y los titulares del jueves se los llevó la sentencia al titular de la Fundación “Felices los Niños”; más que por lo ejemplar, por lo paradójico.
Pero también fueron paradójicas las actuaciones de De Narváez y de la selección.
Si no fuera porque Diego Maradona está al frente del equipo nacional, luego de la derrota por 2 a 0, “la gente” ya estaría sugiriendo la renuncia del técnico y proponiendo nombres; entre ellos; el de Maradona. Pero “el Diego de la gente” es el actual entrenador; así que a la sección “deportes” del “periodismo independiente” no le queda más remedio que morderse la cola. Por ahora.
Lo mismo sucede con Carlos Bilardo, quien nos sacó campeón en el 86 y casi campeón en el 90, si no hubiera sido por el penal que cobró el coimero de Codesal.
El problema es que Bilardo también integra el cuerpo técnico de la selección, y se nos termina el repertorio.
Así son las apuestas “a todo o nada”. Cuando no se logra “el todo”, queda… Y ya nos vuelve a pasar lo mismo que con la guerra de Malvinas o con Menem; pero con “el Diego”, que ya no parece ser de “la gente”.
Igual, Clarín ya abrió el paraguas. Lanzó una encuesta en Internet consultando “¿usted considera que Maradona está capacitado para conducir la selección?”. No vaya a ser cosa que a algún lector se le ocurra clickear en “ediciones anteriores” y se encuentre con las loas que “el gran diario argentino” le endilgaba al actual entrenador, hace nada más que cuatro meses atrás.
Habría que hacerse cargo de lo escrito con la mano, antes de usar el codo. ¿No?
Es que cuando gana la selección, “ganamos todos”; pero, cuando pierde, “los que no sirven” son los que salen a la cancha.
Igualito a lo que ocurre con las elecciones; algo que ya se ha dicho en este espacio. Cuando ganamos nosotros; “triunfaron la democracia, las ideas y la gente”. Cuando ganan los otros; “fue fraude”.
Y, por las dudas, de antemano, vamos tirando “el fantasma”. Total; a Felipe Solá lo sumamos porque le dan bola “las cincuentonas”; no porque nos garantice “el aparato”, del que hablamos pestes, pero tanto necesitamos.
¿Tanto cuesta aceptar las reglas de una competencia en la que nosotros decidimos participar? Perder o “no ganar”; ¿no entra dentro de las posibilidades? ¿Por qué siempre pensar que si no ganamos “algo raro” tiene que haber habido? ¿Nosotros no nos equivocamos, no nos pueden salir las cosas mal?
Ya sé. “Las elecciones son así”, me dirá alguien.
Por eso, el candidato Francisco De Narváez arma un zafarrancho de combate de padre y señor mío, ante la citación de un juez, por una cuestión casi personal, que no debería tener el estado público que tiene.
Hablar por teléfono no es un delito. Todos lo hacemos y no nos podemos hacer cargo de la conducta de quien requerimos o nos requiere. Nuestros interlocutores pueden ser pelotudos, estafadores profesionales, asesinos seriales o simple buena gente. Eso no nos hace a nosotros ser lo que el que está al otro lado de la línea es.
Si Francisco De Narváez llamó al señor Segovia, “el rey de la efedrina”, en reiteradas oportunidades, eso no lo hace ser “el príncipe de la efedrina” o un contrabandista. Mucha gente, como él, lo debe haber hecho; y no por eso son lo que el señor Segovia es.
Si un ciudadano común hubiera sido citado como “testigo” por el juez Faggionato Márquez, porque desde el teléfono de su propiedad hubo muchas llamadas al teléfono del “imputado”; ¿qué habría hecho, el pobre hombre?
Presentarse ante el juez y declarar que los llamados eran para “combinar y salir de putas”; si es que el ánimo fiestero unía al “imputado” con “el testigo”. Listo. Aclarado el caso y “sanseacabó”.
Pero ¿qué hizo el Diputado De Narváez? Todo lo contrario a lo que haría un ciudadano común. No solo recusó al juez y utilizó sus fueros para no presentarse; sino que utilizó el caso para “sacar chapa” de “perseguido”, como si los que llamaron al señor Segovia hubieran sido Néstor Kirchner o Margarita Stolbizer.
Claro; el ciudadano común no tiene fueros, ni fortuna, ni prensa adicta incondicionalmente; cosa que el diputado tiene y necesita.
Pero, no solo en la cuestión electoral tallan los fueros y la fortuna.
Todavía por la ciudad de Buenos Aires se pueden ver unos afiches artesanales convocando a un marcha que tuvo lugar el domingo pasado, reclamando “justicia para Flor Bragna”, la joven de 19 años que fue violada y asesinada por un vecino, quien tenía una condena en suspenso por violación, en un edificio del barrio de Caballito. En las fotocopias pegadas con “boligoma” en postes de alumbrado, o con “cinta Scotch” en las vidrieras de algunos comercios, sus familiares y amigos afirman que si “el juez no le hubiera permitido la libertad a este hombre, hoy Flor estaría con vida”.
En la misma semana de la marcha, el sacerdote Julio César Grassi, titular de la Fundación “Felices los niños”, y acusado en 17 oportunidades de “abuso deshonesto de menores”, fue condenado a 15 años de cárcel; pero gozando de la libertad hasta que la condena quede firme, y permitiéndosele el acceso a la fundación, acompañado de otra persona.
El Presidente del Tribunal, declaró a los medios que no considera que el cura vuelva a reincidir.
Los que reinciden en el delito, siempre, son “los otros”. Unos “se ponen alegres” y otros “se emborrachan”. Unos “se divierten y hacen cosas de chicos”, y otros “se drogan y no saben lo que hacen”. Unos son “víctimas inocentes”, y otros son “marginales”.
Claro que si de reincidencias se trata, el vicepresidente Julio César Cleto Cobos lleva la delantera. Sigue jugando a “las visitas” y sacándose “fotitos”, para el álbum de Mariano Grondona y Hugo Biolcatti.
Esta semana, le tocó el turno al Diputado De Narváez; y así como hizo, hace dos años, con su partido, para sumarse a las filas del oficialismo; y, en julio del año pasado, hizo lo mismo con el oficialismo; esta vez, lo hizo con sus actuales aliados, quienes compiten, en la Provincia de Buenos Aires, por la oposición, justamente, con Francisco De Narváez.
Si alguien está pensando en un auto usado; no se lo compre a Cobos.
Pero, si tiene el suficiente “vento” para comprarse un avión propio, tampoco, se tire a un Airbus. Luego de la tragedia del de Air France, se volvieron más “talleristas” que el Peugeot 504, y los competidores están de fiesta.
Eso si; no escatime en gastos cuando de comprar barbijos y lavandina se trata. La OMS dijo que tenemos gripe porcina para dos años. Justo lo que queda de este gobierno. ¿No tendrá algo que ver? ¿Cuántos casos tiene Venezuela?
Si el gobierno dijo que no entremos en pánico; entonces; volvámonos locos.
Total; esta semana, Techint dejó de ser una “causa nacional”.

Buenos Aires, 12 de junio de 2009

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio