sábado, 18 de octubre de 2008

"EL INFIERNO TAN DESEADO"

“El mundo es ancho y ajeno”

Ciro Alegría

“Seré en tu vida
lo mejor
de la neblina del ayer
cuando me llegues
a olvidar
como es mejor el verso aquel
que no podemos
recordar”

Homero Espósito, “Vete de mí”


Justo el día en que las bolsas del mundo comenzaron a tomar un tímido envión, en la Argentina era feriado. Pero, ante la falta de movimiento bursátil, de subidas y caídas de acciones o del dólar, en estos lares, la tragedia pasó a ser la falta de monedas.
No hay nada que hacerle. Siempre nos falta un centavo para el peso.
Por suerte, fue un fin de semana largo; y al número de accidentes en rutas, que nunca decepcionan a los medios, los vecinos de Chascomús y de Lezama le justificaron el viático a los movileros que cubrían “el regreso a casa”. Pero la noticia no fue el motivo de disputa entre vecinos de ambas localidades; sino la molestia causada por algún motivo que nadie se preocupó en informar como debía.
Por lo menos, algunos lograron salir en “la tele”, ya que “si no salís en la tele no existís”; aunque nadie sabe bien por qué o contra qué protestaban, unos y otros; o unos contra otros.
Es que si uno no corta una calle o una ruta, o no toma a alguien de rehén; no sale en la foto. Por menos que eso, los móviles de los canales no se toman el trabajo; y “que vengan los medios” es lo único que importa. La causa es lo de menos. Se llame la resistencia ante un desalojo, un pedido de aumento de salarios, el linchamiento de un violador, o la negativa a pagar más impuestos.
La que no tuvo necesidad de cortar ninguna ruta para tener prensa fue María Luján Telpuk, la ex agente de la Policía de Seguridad Aeroportuaria(PSA) que, el año pasado, descubrió la famosa valija de la que la oposición y los medios no saben cómo agarrarse de ella. La chica debutó como modelo en un desfile(de modas), y no se le pueden negar atributos físicos; pero alguien debería haberse tomado el trabajo de enseñarle a caminar en la pasarela. Los tacos altos no son lo mismo que los borceguíes del uniforme de fajina.
Es posible que los agentes del FBI que le ofrecieron asilo político y trabajo como modelo estén pensando si hicieron bien o mal. Es de esperar que no le hayan hecho el mismo ofrecimiento a Antonini Wilson. Sino; ¿quién lo va a parar a “la tota” Santillán?
Así fue como, después del triunfo de la selección ante Uruguay, aparecieron las monedas y subió el Merval. Pero al día siguiente volvió a caer; y con Riquelme y Tévez suspendidos, nos quedamos sin a quien echarle la culpa, al menos hasta el partido del miércoles.
No nos podemos quejar. Tanto anunciar alguna crisis por la inseguridad, por la lluvia ácida de Botnia, por la falta de luz en verano, o de gas en invierno, por “el campo”, por “el doble comando”, por “el botox”, por el precio del tomate, por “las extensiones”, por las peleas entre emos y floggers, por “el tonito” y por las carteras “Louis Vuitton”, que estamos en la gloria. Tanto deseamos inminentes debacles y profecías autocumplidas, que no nos podemos sentir mejor que en este momento, en el que el mundo entero no sabe de qué disfrazarse, y lo único que parece importarnos es “cómo la crisis mundial nos va afectar a nosotros”; no para ver cómo nos acomodamos y nos defendemos; sino poder encontrar a alguien(el gobierno o quien sea) a quien echarle la culpa de nuestras más personales frustraciones.
El precio del petróleo cae(¿y con él Chavez?), el de la soja también(y el gobierno va a recaudar menos por exportaciones), Brasil y China nos invadirán(como los ingleses hace doscientos años), y añoramos y deseamos que se vengan la recesión, la desocupación y el desabastecimiento tan deseados, como si extrañáramos el 2001, “el corralito”, los llantos de Guido Süller y Cantelmo, el “Club del trueque”, los juicios a Velazco Ferrero, los patacones y los Lecops.
Para mejor, sucedió lo deseado; la selección perdió ante Chile y, antes que se desatara el estallido, Basile renunció, Riquelme bajó los decibeles del cabaret y la bolsa se recuperó un cachito. Ni siquiera, tiempo de quejarnos nos dejó la realidad. Qué barbaridad.
Un dicho popular dice que, en tiempos de crisis, hay que invertir en yates o en arroz. Hace algunas décadas, en tiempos de golpes de Estado, el “santo y seña” era “compra fideos”.
Hoy, parece que el lema sería “comprar fideos para campear los tiempos que se vienen; y champán para festejar por la desgracia”, no importa si de algún gobierno o nuestra.
Mientras, el único problema que nos queda por resolver es saber qué haremos el domingo, y qué será de nosotros cuando haya que cambiar la hora, y saber quién será el nuevo técnico de la selección.
Después, con las debacles desatadas a diestra y siniestra; lo única preocupación que nos quedará será “Bailando por un sueño”

Buenos Aires, 17 de octubre de 2008

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