viernes, 18 de julio de 2008

BARAJAR Y DAR DE NUEVO

“¿No sería más progresista preguntarse dónde vamos a seguir, en lugar de ver dónde vamos a ir a parar?”

Joaquín Lavado, “Quino”


Al final, los “cuatro de copas” cantaron “envido” con treinta y tres. No hay nada qu hacer. Jugarla de víctima no sólo es rentable; sino que también es eficaz.
Lo cierto es que poroteo más, poroteo menos; hoy todos teníamos en claro que la cosa se definía “a penales”, aunque estaba cantado que el resultado iba a ser otro, y al Vicepresidente le tocó patear la pelota a afuera, y se convirtió en la estrella que dice no haber querido ser.
La acomodó en el punto del penal, se desató los botines y se los volvió a atar, se bajó las medias y se las volvió a subir, le protestó al árbitro que el arquero se adelantaba cuando no lo hacía, les pidió disculpas a ambos, se rascó un testículo, se sacó la camiseta afuera y se la volvió a meter adentro del pantalón, se frotó un párpado, besó la pelota, la volvió a colocar, se rascó el otro testículo, miró al banco de suplentes, se frotó el otro párpado, miró al arquero rival, miró a la tribuna propia y a la otra. Buscó ganar o perder tiempo. Esperaba que algo lo eximiera de tener que “ser protagonista del juicio de la historia”, justo él que se conformaba con ser el actor de reparto de una obra medianamente exitosa.
Por eso tomó una carrera de casi quinientos metros(el campo de juego tiene 110). Esperaba que en el camino cayera algo del cielo; un piano, una caja fuerte, como en los dibujitos animados; que bajara un helicóptero, por muchos malos recuerdos que eso le trajera y le recordara su origen.
Pero nada de eso pasó. Nunca pensó que iba a llegar frente al balón, y llegó; cansado, pero llegó. Cuarenta millones de almas contuvieron el aliento en la madrugada. Cerró los ojos, le dio al esférico un puntinazo fuerte e innecesario, y lo mandó por arriba del travesaño, de la tribuna y del cartel de Coca-Cola, hasta la terraza de una casa vecina.
Inmediatamente, le pidió disculpas y comprensión a la vecina que había despertado, al estrellar la pelota en la persiana del dormitorio.
Y así resultaron cosas inimaginables, a las nueve de la noche del miércoles, mientras los vecinos de Callao y Santa Fe cumplían su ritual cacerolero y los ministros se daban una vueltita por las carpas, para esperar “la hora del festejo”.
Resultó, por ejemplo, que ahora sí hay división de poderes en la Argentina, y el Congreso Nacional no es más una “escribanía” del Poder Ejecutivo, y lo bueno es que ya nadie lo quiere disolver, como se amenazaba en días previos.
Resulta que, ahora, Menem y Rodríguez Saa son “buenos”, lo mismo que Luis Barrionuevo. Ya no parecen peronistas. Hasta Castells dejó de ser un payaso. Lástima Ramón Saadi, que como votó a favor de las retenciones seguirá siendo un corrupto. De lo contrario; hasta lo de María Soledad le hubiéramos perdonado.
Lo bueno es que ahora todos nos enteramos qué había sido de la vida todos estos “ex”, que alguna vez supimos votar y hoy olvidamos con vergüenza; aunque los rescatemos acusándolos de “oportunistas”.
También, resulta que, ahora, los legisladores “trabajan” y no son más “los vagos a los que les pagamos el sueldo para que calienten las bancas”. También parece que el gobierno dejó de ser hegemónico y autoritario, ya que no pudo sacar una ley cuya aprobación estaba asegurada. Ya no se habla más de “nepotismo”, y Ceaucescu sigue siendo un ex presidente de Rumania; “las tierras del Conde Drácula”, como exaltó hace unos años un ex presidente argentino que ahora es senador, y que votó igual que el Vicepresidente.
Quedan un par de tonterías por preguntarnos. Por ejemplo; si la U.C.R. ¿volverá a admitir en sus filas al Vicepresidente al que expulsaron cuando aceptó su candidatura?; y si a Julio César Cleto Cobos; ¿le habrá enseñado a legislar Alfredo De Ángeli, como anunciaba semanas atrás?
Mientras tanto, el gobierno deberá “poner las barbas(o las extensiones, el botox y las carteras “Louis Vuitton”) en remojo”, “barajar y dar de nuevo”, y elegir mejor sus alianzas y sus aliados. Deberá cuidar más los procedimientos y ser menos exigente en “el derecho de admisión y permanencia”.
Aprender de los errores no debilita. Al contrario; fortalece.
Posiblemente, “un mal menor”(por ejemplo; permitir una modificación del despacho aprobado por Diputados), podría haber evitado este “mal mayor”, y hasta el repentino estrellato de Cobos.
Pero lo hecho, hecho está, y es inútil llorar sobre la leche derramada. Más cuando la leche se derramó en las rutas.
En adelante; queda diseñar nuevas estrategias manteniendo ciertas banderas en alto;y buscar la manera más efectiva de que éstas sigan flameando, y no se pierda de vista el norte proclamado. Que “el que más gane, más pague”; la justa redistribución de la riqueza, la defensa de “la mesa de los argentinos”, y el anteponer al “clima destituyente” “más democracia”, no son estandartes de arrear fácilmente, por una Ley que no pudo salir por un simple procedimiento parlamentario, o por un error de cálculo.
También el gobierno se encontró, cara a cara, con un apoyo masivo que el “periodismo dependiente” se encargó de ningunear en las pantallas; como se encontró con un rechazo que los mismos emisores se encargaron de sobreactuar.
No dilapidar ese capital ni minimizar estas amenazas es parte de la tarea pendiente, de aquí en adelante.
También es preciso no subestimar a la oposición, por más que a Rodríguez Saa, a Macri y a Carrió “no les de el piné”, y pequen del mismo oportunismo con el que se acusan por lo bajo. Ya sabemos que la derecha existe, que puede ser esquizofrénicamente cruel y que no tiene ningún complejo en transgredir las mismas cuestiones “de estilo”, que señala en “los otros”.
Por algo Jorge Luis Borges se definía como “conservador” y fue el autor de la famosa frase “no nos une el amor; sino el espanto”.
Habrá que gobernar, legislar y consensuar con nuevos y viejos aliados. Habrá que convencer a “los que están cerca”, y evaluar la eficacia concreta de la defensa que ejercen ciertos adalides, cuyos favores cuesta identificar concretamente.
Muchos, concientes o no, desean un bicentenario idéntico al primer centenario, con Estado de Sitio, represión, Ley de Residencia y opulencia clasista.
También muchos, concientes por múltiples motivos, deseamos un bicentenario distinto.
Queda mucho trabajo por delante. Tanto en cantidad como en calidad. No falta ni gente ni capacidad.
Queda claro que la Argentina no termina en la General Paz, y que no vive sólo de la soja. También que los conceptos de Nación y de Patria no se agotan en la Pampa Húmeda. También queda claro que la Argentina no es como aquel “pago chico”, que se supo gobernar.

Buenos Aires, 18 de julio de 2008

1 comentarios:

A las 23 de julio de 2008, 18:00 , Anonymous Anónimo ha dicho...

Acuerdo con vos, Juan. Que papel triste el del periodismo, y la gente como en toda "Matrix" elige siempre la misma pastilla. Entiendo a los "sojeros" quién no quiere acumular?,esos grupos siempre fueron así , pero no entiendo al resto, que como todo resto se transformaron en idiotas útiles. Y ahora que van a decir, qué los ingnorantes son los negros?.Creo que me desperté en el reino del revés, porque si tuviera que elegir un amigo entre D elia y Cobos, elijo al primero , porque no me va a cagar.Un beso!!

 

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio