jueves, 2 de diciembre de 2010

NI PARA ESPIAR


Pero cayó una noche un veterano
cuando éste hacía los cuentos de folletín
y arrancó la careta al falso guapo
dejándole la propia de malandrín.
"Vos cebabas el mate en una timba
que en la cueva tenía don Melitón
y fuiste mandadero e' los cafiolos
y venís áhura a contarla de gran matón".

"Te llamaban el ganso, porque de otario
tenías bien ganada tu credencial
y tu chanza mejor fue aquel prontuario
por ladrón de gallinas en un corral".
Y a rematar la suerte cayó al boliche
la mujer del famoso as de cartón
y diciéndole "fiera, rajá pa' adentro,
¡barreme bien la pieza! Cuidá el buyón."

(hablado)
Y el que contaba sus hazañas entre infelices
de reñidas peleas que dominó
murmurando entre dientes refunfunea:
"Ya no habemos más guapos, viejo...
(¡qué le vas a hacer!)
¡Todo acabó!


Roberto Barboza; “As de Cartón”



Qué distinta hubiera sido la suerte de los gobiernos de Jacobo Arbenz, en Guatemala, o Salvador Allende, en Chile, en estos “tiempos de Wikileaks”.
¿No es cierto?
Pensar que personajes siniestros como Augusto Pinochet o Henry Kissinger habrían terminado sus días como tristes burócratas jubilados, y a ningún “As de cartón” se le hubiera ocurrido ponerlos en el lugar de “estadistas”.
Hasta habría sido posible que Jorge Luis Borges obtuviera el sexto Premio Nóbel argentino, ya que se habría evitado el almuerzo con el dictador chileno.
Pero… ¡Nada!
Siempre la vacuna llega después de que mucha gente murió por esa enfermedad, que el reciente descubrimiento evitará, de ahora en más.
Lo cierto es que “el imperio quedó desnudo”, al igual que sus “buchones” y “alcahuetes”.
Y ya no hizo falta un Lee Harvey Oswald que apretara el gatillo en Dallas.
Porque, más allá del “chusmerío doméstico”, en el que tanto hincapié hace el “periodismo (de) independiente (de Avellaneda)”; quien ha quedado “haciendo señas”, como “el penado catorce”, fue la principal potencia mundial, y en sus mayores fortalezas: la diplomacia y la inteligencia.
A ellas habría que agregarles el dinero; pero habrá que esperar hasta que Wikileaks publique sus “tesoros” respecto de los bancos.
¿Qué puede esperar el lector de este blog o el autor de estas líneas, acerca de su intimidad, si las comunicaciones entre las embajadas y el departamento de estado de la principal potencia mundial, pueden caer, tan fácilmente, en las manos de “un nerd con medias de plush”, como dice la canción de “El Cuarteto de nos”?
¿Quién habrá de aceptar, de ahora en más, una invitación a un asado, regada con buen vino, después del papelón de Sergio Massa, luego de pisar un corcho?
¿Quién se puede asombrar de estos “supuestos secretos de Estado”, si en este Coño Sur han sido “la comidilla” de las revistas de peluquería, de los fines de semana, durante los últimos tres años?
Lo del “Wikileaks-gate” le puede abrir los ojos a “los caídos del catre”, a los que descubrieron, la semana pasada, que “Los Reyes Magos son los padres”.
Al menos, en este “Coño Sur”.
A quienes leemos, habitualmente, La Nación, Clarín, Noticias, Perfil, Urgente24, Seprin, informereservado.net, y demás portales, lo del “Wikileaks-gate” nos resulta un “chocolate por la noticia”.
Lo que nos llama la atención es que la CIA, le DEA o el FBI hayan llegado a las mismas conclusiones a las que llegaría cualquier “hijo de vecino” que va a cortarse el pelo, un sábado a la tarde.
Porque lo que hoy se conoce como “gran revelación” no es más que un chusmerío clásico de peluquería.
Claro que habría que tener en cuenta algo.
Si cuando uno termina de ver la película “The Ratti-horror-show”, no puede dejar de preguntarse “¿en manos de quién estamos?”; ¿qué tendría que interpelarse cualquier “ciudadano del mundo” cuando se entera que las más importantes agencias de inteligencia de la primera potencia del mundo basan sus informes en lo que “cualquier cacatúa que sueña con la pinta de Carlos Gardel” puede leer cuando va a la peluquería?
Pero, además, habría que tener en cuenta algo importante.
El “relato oficial” dice que Wikileaks tomó conocimiento de la información y eligió a seis medios para compartirla.
Estos medios, entre los que se encuentran “El País” de España, “Le monde” de Francia, y “The New York Times” de Estados Unidos, entre otros, compartieron la información y acordaron su publicación con las respectivas cancillerías, embajadas norteamericanas y hasta con el mismo Departamento de Estado norteamericano.
Es decir que lo que ahora nos asombra y nos indigna no es más que el resultado de un pacto.
Y, como todo resultado de un pacto, habrá cosas de las que nos enteramos, como habrá otras que no.
Por ejemplo; entre esos 250.000 cables desclasificados; ¿no había ninguna opinión sobre los medios de comunicación de los países de más de las 200 embajadas que mandan su informes?
No es cuestión de defender a la CIA, a la DEA, o al FBI; pero, ¿no llama la atención que los encargados de difundir la información sean “El País”, “Le Monde” y “The New York Times”.

Buenos Aires, 2 de diciembre de 2010

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