domingo, 16 de agosto de 2009

LA ERA DE LA BOLUDÉS

“-Tienes razón, mamá-
dijo el boludo.
Y se bebió una rosa.
-No seré más boludo.
Y se bajó del viento.
-Seré astuto y zahorí.
Y dio vuelta una estrella para abajo.
Y se metió en el subte
y quedaron las gaviotas.

Entonces vinieron los parientes ricos
y le dijeron
-Eres pobre pero ningún boludo.
Y el boludo fue ningún boludo,
y quemaba en las plazas
las hojas que molestan en otoño
y llegó fin de mes
cobró su primer sueldo de boludo
y se compró cinco minutos de boludo”

Isidoro Blaisten, “Balada del boludo”


Si los senadores terminaran obedeciendo las órdenes de la “Junta de enlace” reduciendo y/o anulando las retenciones, se produciría una fuerte baja en la recaudación, lo que obligaría al gobierno a endeudarse o a provocar un ajuste. Justamente, lo que hicieron quienes elegimos y reelegimos en la década pasada.
¡Perdón! Cierto que todos nacimos ayer, y nadie votó (ni operó a favor) de Menem, De La Rúa, ni la devaluación.
Pero, ni los senadores, ni “los capataces” que “los marcan” más aguerridamente que Mascherano, son capaces de decir a quién y dónde sacar lo que éstos no quieren poner, y los subsidios que éstos exigen que les debemos dar.
Claro que, dicho agujero fiscal, podría taparse y hasta incrementar la recaudación si se aprobara un “impuesto a la boludés”.
Por modesto que sea el monto a cobrar, imaginemos todo lo que se podría hacer con lo recaudado por cada vez que alguien repite tópicos como “las pérdidas de Aerolíneas”, “los delincuentes sueltos y nosotros tras las rejas”, “los modales de Moreno”, “las carteras Louis Vuitton y las llegadas tarde de la Presidenta”, o “los bolivianos y peruanos que le sacan el trabajo a los argentinos” y “la valija de Antoninni Wilson”. También, así dejaría de debatirse sobre “la marchita”, y hasta el gobierno tendría que pensar mejor, antes de largar aumentos de gas y de luz.
Es, apenas, una idea; o, tal vez, una boludés. Pero como nadie quiere proponer tal proyecto; es decir; hablar en serio; sigamos hablando boludeces o, lo que es peor; repitiéndolas como loros.
Porque hablar es gratis, y “hablar al pedo” o “hablar al gas”, todavía, es barato; total el tarifazo fue para atrás.
Pero, por lo menos, en el conflicto por el fútbol, no se habló de la pobreza.
Era lo único que faltaba. Ya lo hizo la Sociedad Rural y lo hizo la Iglesia.
Sólo restaba que lo hiciera “el periodismo (de) independiente” para que “la santísima trinidad” del siglo XXI, el nuevo “Dios, Patria y Hogar”, la nueva “Tradición, Familia y Propiedad”, mandara “al frente” a los pobres para defender sus privilegios, ganancias y riqueza.
¿Qué pasó?
Es que el conflicto por las transmisiones del fútbol no se habla ni de deporte ni de pasión. Se habla de plata; y eso es lo que los pobres no tienen, ni generan.
Encima; no consumen; y si lo hacen es colgándose del cable o comprando codificadores truchos a diez pesos en Retiro.
Ya hubiera sido el colmo citar a la pobreza.
Pero, en la era de la boludés, hasta eso hubiera sido posible.
Como será posible que la Sociedad Interamericana de Prensa(SIP), la misma que se hizo bien la boluda ante los secuestros de Walsh, Conti, Santoro y Timermann, entre otros, durante la dictadura, nos venga dar lecciones de “libertad de prensa”.
Como será posible que, en las páginas de “el gran diario de autoayuda”, empecemos a leer palabras o conceptos como “monopolio” o “hegemonía”; justamente, cuando ese grupo económico ya no lo posee.
¿Qué te pasó, Clarín? ¿Te pusiste nervioso?
Es que de “tener la vaca atada”, pasó a “llorar sobre la leche derramada”.
Así como mordió la mano que le prolongó la licencia de Canal 13 por veinte años y le autorizó la fusión de Cablevisión y Multicanal; ahora, mordió la mano que le dio de comer durante dieciocho años.
Y mordió, mordió, mordió hasta que se encontró con el anillo que dice “Tutto pasa”.
Todo pasa, menos la cornada entre bueyes, o la pisada de manguera entre bomberos.
Es que hasta la mafia tiene códigos que “el periodismo (de) independiente” desconoce, o se hace el boludo porque le conviene.
Por eso, ahora, prometen venganza. “La sangre llegará al río”, anunció el presidente de TSC.
Madre mía si esa frase hubiese salido de la boca de Hugo Chávez o de Luis D´Elía.
Para colmo, la Corte Suprema de Justicia avaló la legalidad de los allanamientos y la obtención de pruebas de ADN, a través de la confiscación de objetos personales como cepillos de dientes o peines.
¿Qué tiene que ver esto con el conflicto del fútbol y las retenciones?
Por ahora nada. Total es gratis.
Pero hasta los Derechos Humanos se pueden convertir en “Izquierdos Subhumanos”, y hasta lo más “Noble” puede quedar bien a la derecha de su pantalla, señora; bien al ladito de Cecilia Pando.

Buenos Aires, 15 de agosto de 2009

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