domingo, 10 de abril de 2011

“ENTRE EL DECIR Y EL HACER”


“Todos mienten”


Dr. House




Sabemos que decir no es lo mismo que hacer.

“¡Chocolate por la noticia!”, decíamos cuando éramos chicos, “allá lejos y hace tiempo”.

A veces, uno quiere algo; pero “el cuero” no le da, por más ganas que le ponga al asunto.

“Mejor que decir es hacer, y antes que prometer hay que realizar”, repetía Perón, en uno de sus clásicos “afanos” a un tal “Perogrullo”; un ignoto señor que se caracterizaba por firmar todos esos lugares comunes en los que todos caemos.

Pero, eran otros tiempos; más inocentes, si se quiere.

Hoy, parecería que “nuestra clase política” se esmera en hacer o lograr (en “la realidad”) todo lo contrario que dice querer (en televisión, en la radio, en los diarios y en Internet).

Como “Jack; el destripador”; vayamos por partes.

Por un lado; el “Modelo Chubut”, como “el verdadero amor” del tango, “se ahogó en la sopa”.

Y, de paso, lo quemó al “Ricardo Fort” de la política local (el diputado “Alika-alikate).

Felipe hace honor a su apellido, como si Spinetta nunca hubiera escrito aquello de “para saber cómo es la soledad”.

Contradiciendo a Charly García, el “peronismo jurásico” se niega a desaparecer, mientras juega a “El estanciero” con boletas de fantasía, en una interna “de entrecasa”.

Por el otro; inesperadamente, “el Candidato de Techint” se fue “a comprar cigarrillos” y, todavía, no volvió. Justo él, que se había convertido en “el candidato del anti-tabaquismo” (“Para ganar”, rezaban los afiches).

Dice que va a estar “en agosto”; pero ya nadie lo espera.

“La esperanza blanca” blanqueó su “no positiva” candidatura que nunca fue.

Ahora, se conforma con avergonzar a sus correligionarios, a los que no quisieron comprarle “el auto usado”, con el estigma de los mandatos inconclusos.

“Un tipo sin códigos”, le dirían en la esquina.

El resto del “centenario partido”, aplica la sensatez. Por ahora, con el apellido, el gesto, el bigote y los trajes de “la herencia” alcanza para seguir en la carrera.

El Proyecto Sur, el GEN y los socialistas son “las niñas mimadas”. Todos galantean buscando “sus simpatías”; esos “centavos” que, después, en un hipotético “Ballotage”, “les pueden faltar para el peso”.

Mientras tanto, Solanas y Macri dudan. Deshojan la margarita.

La incertidumbre es si poner toda la carne al asador en el torneo local o en “la Libertadores”, o en ambas pujas a la vez.

Ambos saben que no tienen plantel, que “no les da el Piné”, para jugar los domingos y “entre-semana”.

El riesgo es grande. Pueden quedarse “sin el pan y sin la torta”: sin Buenos Aires; “la reina del Plata”.

Dadas como están tiradas las cartas, pareciera que nadie quiere alcanzar lo que dice aspirar.

Por algo el “periodismo (de) Independiente (de Avellaneda)” no publica las encuestas que encarga a “diestra y siniestra”.

Por algo, los medios de Spolsky los ponen en tapa, todos los domingos.

Mientras, el “Gran diario de autoayuda” le copia el estilo (“Goebbeliano”, según un “exiliado en Boston”) al programa “6-7-8”, para sacar al sol unos trapitos sucios ajenos, y seguir ocultando los propios.

Hubiera estado bueno que, en lugar de copiar al “programa oficialista”, “Telenoche” hubiera exhibido toda la cámara oculta.

Aunque, en televisión, sabemos, “el tiempo es tirano”.

Pero en la web sí se podría haber subido todo el documento, para evitar suspicacias, y demostrar cuál es “la verdá de la milanesa”, sin recurrir a los énfasis y las sobreactuaciones de la “locución en off” de Edgardo Alfano, y a las repeticiones, tan propias de los programas de Gvirtz.

Al final, pareciera que uno termina haciendo lo mismo que critica en los otros.

“Señalar la astilla en el ojo ajeno, sin ver la viga en el propio”, que le dicen.

Pero, no fue ese el caso del legislador Christian Ritondo cuando, el viernes pasado, citó un proyecto que la actual Ministra de Seguridad presentó, en 2002, cuando era diputada, para traspasar la Policía Federal a la incumbencia de la Ciudad de Buenos Aires.

Tiene razón el legislador Ritondo. La entonces diputada Garré presentó un proyecto en el Congreso para modificar la Ley 24.588, más conocida como “Ley Cafiero”, que limita la autonomía de la Capital Federal, entre ellas; las facultades de la Policía Federal.

Eso mismo es lo que tendrían que hacer Gabriela Michetti o Federico Pinedo, o cualquier otro Diputado Nacional del PRO, o de cualquier otro espacio, si quisieran, realmente, que la Policía Federal sea traspasada a la Ciudad de Buenos Aires, como dicen.

Porque las leyes se proponen, se debaten y se sancionan, efectivamente, en el Congreso Nacional. No por televisión.

A menos que confundamos a la “Ley Cafiero” con lo que dice el personaje del “boletero”, en “Pájaros volando”, la última película de Diego Capusotto.


Buenos Aires, 10 de abril de 2011

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